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10 jun 2019

Tu deseo


«No olvides nunca formular tu deseo, Malte. Deseos, no se debe renunciar a desear. Creo que no se realizan, pero hay deseos a largo plazo, que duran toda la vida, de manera que no podría esperarse su cumplimiento».


(RILKE, Rainer Maria. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge. Buenos Aires: Corregidor, 1977, p. 87).

14 sept 2018

La voz


Moonlight  (1874),  de Homer Winslow
«El doctor Henke alzó impaciente la cabeza y buscó los ojos del amigo. Él no tenía ningún sentido para la poesía, pero casualmente se le ocurrió que aquellos ojos con su profundidad cambiante y su brillo misterioso e inesperado tenían algo de la naturaleza del mar. Sonrió irónicamente y gruñó:
–Dime por lo que más quieras cómo se te ha ocurrido esa idea.

3 feb 2018

Atardecer


Bosque de Allerbos (Bélgica)
«El atardecer temprano de febrero se asomó, cansado y huraño, a la habitación 12, con ojos de penitente enrojecidos por el llanto. Las paredes grisáceas de la habitación parecían diluirse en la penumbra del mismo color y la cruz de madera negra flotaba en el aire. Las camas de hierro sólo eran visibles como contornos borrosos. La atmósfera crepuscular gravitaba como un encantamiento sobre los niños que compartían de dos en dos cada lecho. En algún rincón oscuro lloraba en voz baja una niña desconsolada, otra hablaba con voz suave y cuidadosa como si estuviese junto a la cama de su madre enferma, y una niña pequeña cerca de la ventana estaba en la almohada con los brazos alrededor de las rodillas.

10 may 2017

De ascua en ascua

Porque sentir para nosotros es, ¡ay!, desvanecerse,
exhalamos nuestro ser; de ascua en ascua
despedimos cada vez un aroma más tenue. Tal vez alguien nos diga:
sí, has entrado en mi sangre, la primavera y este cuarto
se han llenado de ti... ¡de qué nos serviría!, no puede retenernos   
desapareceremos en él y en torno a él. Y a ésos que son bellos,
¡ay!, ¿quién los retendrá? Sin cesar la apariencia
se disipa en su rostro. (...)

Cuando regresan las flores (1911)de Lawrence Alma-Tadema

2 jul 2016

Noches de verano



No sólo las mañanas, todas las del verano, no sólo
cómo ellas se transforman en día e irradian desde su comienzo.
No sólo los días, tan tiernos en torno a las flores y, allá arriba,
en torno a los árboles ya formados, fuertes y poderosos.
No sólo la devoción de este despliegue de fuerzas,
no sólo los caminos, no sólo los prados al atardecer,
no sólo, tras la tardía tormenta, el hálito de la claridad,
no sólo el sueño que se acerca, y un presentimiento, antes de anochecer...
¡sino las noches!, sino las altas noches del verano,
sino las estrellas, las estrellas de la tierra.
¡Oh, estar muerto, algún día, y conocerlas infinitamente,
a todas las estrellas: pues cómo, cómo, sí, cómo olvidarlas!

21 may 2015

Distracciones nocturnas

Sí, es cierto que las primaveras te necesitaban. Algunas estrellas    
requirieron que tú las contemplases. Una ola                                   
se alzó hasta ti desde el pasado, o cuando                                      
pasando por delante de una ventana abierta                                    
las notas de un violín se te entregaron. Todo eso era una orden.    
Pero, ¿pudiste cumplirla? ¿No estabas siempre                               
distraído, a la espera, como si todo te anunciara                             
una amante? (¿Dónde podrías esconderla                                       
si los grandes y extraños pensamientos entran y salen de ti            
y a menudo se quedan por la noche?)                                            

31 mar 2015

Un viento de primavera

Viento de flores  (1902),  de John William Waterhouse
Con este viento viene el destino; deja, oh, déjalo
venir, todo lo inaplazable y ciego,
todo eso por lo que estaremos incandescentes.
(Sé tranquilo y no te muevas, para que nos halle.)
Nuestro destino, ay, viene en este viento.

Vacilando por la carga de cosas sin nombre,
trae ese nuevo viento de algún sitio
sobre el mar lo que somos.

... Qué más quisiéramos. Nos hallaríamos como en casa.
(Se elevaron y descendieron los cielos en nosotros.)
Mas con este viento el destino enorme
nos sobrepasa siempre.


(RILKE, Rainer Maria. Antología poética. 2ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1976, p. 179). 

3 sept 2014

La actitud del que se marcha

Miranda  (1875),  de John William Waterhouse
Porque cuando el héroe pasó, como la tempestad, sin detenerse en los rellanos del amor,
cada uno lo elevaba, cada latido de un corazón que palpitó por él;  
pero, vuelto de espaldas, al fin de las sonrisas se erguía –y era otro.
Denn hinstürmte der Held durch Augenthalte der Liebe,
jeder hob ihn hinaus, jeder ihn meinende Herzschlag, abgewendet schon, stand er am Ende der Lächeln,anders.                  


(RILKE, Rainer Maria. Elegías de Duino. 2ª ed. Madrid: Hiperión, 2005, p. 70-71).

17 abr 2014

¿Para qué sirve un libro?

El amante del libro (1897), de František Kupka
Ahora ya no carezco de nada:                                    Ich muss nichts mehr entbehren jetzt,
todos los colores se traducen                                     alle Farben sind übersetzt
en ruidos y olores.                                                          in Geräusch und Geruch.
Y resuenan infinitamente hermosos                       Und sie klingen unendlich schön
como notas.                                                                      als Töne.            
¿Qué haría con un libro?                                              Was soll mir ein Buch?
En los árboles hojea el viento                                    In den Bäumen blättert der Wind;
y yo sé que son allí las palabras ,                              und ich weib, was dorten für Worte sind,
y las repito a veces en voz baja.                                und wiederhole sie manchmal leis.
Y la muerte, que quiebra los ojos como flores,    Und der Tod, der Augen wie Blumen bricht,
no va a encontrar mis ojos...                                      findet meine Augen nicht...


(RILKE, Rainer Maria. Libro de imágenes. Madrid: Hiperión, 2001, p. 220-223).

24 dic 2013

El Niño Jesús

La Virgen del Pez (c.a. 1513), de Rafael Sanzio
   «Bendito día de Nochebuena en que los pequeños con piernecitas saltarinas de impaciencia y ojos brillantes escuchan junto a la puerta cerrada detrás de la que se preparan maravillas relucientes y perfumadas, en que con gesto importante observan a la madre que asa el pescado de fiesta para la cena y, con viejas canciones en los frescos labios, corren brincando a donde está la abuelita que sueña sentada en el alto sillón de orejas junto al fuego parlanchín, y le besan las manos dulces y arrugadas.

2 nov 2013

La transformación en lector

   «Es bueno que ciertas cosas, que ya no pueden transformarse en otras, consten, simplemente, sin lamentar los hechos ni tampoco juzgarlos. Fue así que comprendí claramente que yo nunca sería un verdadero lector. Cuando era niño se me antojaba que la lectura era una profesión que debía ser asumida más tarde, un día, cuando llegara el momento de las profesiones, una tras otra. A decir verdad, no tenía una idea precisa de cuándo podría ocurrir esto. Confiaba en que se advertiría cuando la vida, en cierto modo, cambiara repentinamente y sólo le viniera a uno de afuera, así como antes surgía de adentro. [...]

21 mar 2013

El origen de la primera palabra de un verso

Artes, Poesía (1898),  de Alfons Mucha
«Pues los versos no son, como la gente cree, sentimientos (se los tiene demasiado pronto) sino experiencias. Para escribir un solo verso es necesario ver muchas ciudades, hombres y cosas; es preciso conocer los animales, hay que sentir cómo vuelan los pájaros y conocer qué movimiento hacen las pequeñas flores cuando se abren por la mañana. Es necesario poder pensar otra vez en los caminos de las regiones desconocidas, en encuentros azarosos y en separaciones largamente presentidas; en aquellos días de infancia cuyo secreto permanece oculto, en los padres a los que hacíamos daño cuando nos traían una alegría que no comprendíamos (era una alegría para otros); en las enfermedades de la infancia que comienzan singularmente con tan profundas y graves transformaciones; en los días pasados en habitaciones silenciosas y recogidas, y en las mañanas junto al mar; en el mar sobre todo, en los mares, en las noches de viaje que murmuraban allá en lo alto y volaban con todas las estrellas –y todavía tampoco alcanza saber pensar en todo esto–.

23 ene 2013

El lugar preferido de la pequeña Elisabeth

   «En la última tienda Elisabeth compró con sus kreuzer algunas velitas, una larga cadena de oropel de colores, cerillas y un enorme corazón de pan de especias. Cargada con esos tesoros siguió corriendo al bosque donde sólo se cruzó con algunas personas que buscaban ramas secas al lado del camino y parecían malhumoradas y ateridas, y no se fijaron en la niña. Hay un lugar en el bosque, donde el atardecer, que esconde su oro, temeroso como un avaro detrás de la próxima montaña, permanece vacilante como si no pudiese separarse de la hermosa tierra.

14 may 2012

Esperanza inexpresable


Los amantes podrían, si lo comprendiesen,
decirse maravillas en el aire nocturno. Pues parece
que todo nos esconde. Mira, los árboles son, las casas
que habitamos existen todavía. Sólo nosotros pasamos
por delante de todo como un aire que cambia.
Y todo coincide en silenciarnos, en parte por vergüenza,
en parte, quizá, por una esperanza inexpresable.




10 oct 2011

Cartas a un joven poeta

Nocturno (1911), de František Kupka
«Amarse de igual a igual: esto es quizás lo más difícil que nos ha sido encomendado, la tarea suprema, la prueba y el examen últimos, el trabajo para el que cualquier otro trabajo es sólo preparación. Por eso, los jóvenes, principiantes en todo, aún no dominan el amor: aún tienen que aprenderlo. Han de aprender a amar con todo su ser, con todas sus fuerzas congregadas en torno a su corazón solitario y ansioso, que late hacia las alturas. Pero el periodo de aprendizaje es siempre un largo periodo de aislamiento, y así, por mucho tiempo y hasta muy avanzada la vida, amar es, para el que ama, soledad, un estar solo más grande y más hondo.