Trigonometrías, de Li-Shu
Chen |
«En
una habitación de estudiante de la orilla izquierda del Sena, un hombre joven
se está vistiendo para ir al baile de la Ópera. Este cuarto de techos bajos,
amueblado con restos de subastas, tan limpio como puede estarlo un cuarto alquilado
por meses cuando la patrona es una persona de edad secundada por una criada
perezosa, constituye por sí mismo un lugar común y requiere ser descrito en
términos lo más triviales posible. Encima de la chimenea, en la que se consumen
unas débiles brasas, una Coronación de Carlos X de márgenes chamuscados
demuestra que la hospedera es legitimista. Encima de la mesa donde se amontonan
los libros de derecho del joven Michel-Charles, hay una tablilla con algunos
otros libros más queridos por él: poetas latinos, el Lamartine de las Meditaciones,
Hugo, desde las Orientales hasta los Cantos del Crepúsculo, pero
también Auguste Barbier y Casimir Delavigne, al lado de un ejemplar muy usado
de las Canciones de Beránger.