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19 feb 2020

Mensaje de Kafka

Prosa  (1879)de Lawrence Alma-Tadema
«A los veinte años, Kafka escribía en una carta: Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos golpeara en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿Para que nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos, los libros que nos hagan felices. Pero lo que debemos temer son esos libros que se precipitan sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban profundamente, como la muerte de alguien a quien amamos más que a nosotros mismos, como el suicidio. Un libro debe ser como un pico de hielo que rompa el mar congelado que tenemos dentro. Los estudiantes de literatura inglesa, de cualquier literatura, deben preguntarle a quien les enseña, y deben preguntarse a sí mismos, si saben, y no sólo de carrerilla, lo que Kafka quería decir». 

(STEINER, George. Lenguaje y silencio. 2ª ed. Madrid: Gedisa, 2000, p. 93).

11 sept 2019

Lenguaje y silencio

Safo escucha a Alceo  (1881)de Lawrence Alma-Tadema
«El lenguaje es el que arranca al hombre de los códigos de señales deterministas, de lo inarticulado, de los silencios que habitan la mayor parte del ser. Si el silencio hubiera de retornar a una civilización destruida, sería un silencio doble, clamoroso y desesperado por el recuerdo de la Palabra».

(STEINER, George. Lenguaje y silencio. 2ª ed. Madrid: Gedisa, 2000, p. 15).

31 mar 2019

Las ambiciones de la traducción

«No hay traducciones.
Pain no es bread; la palabra francesa es cálida, con cierta resonancia de hambre y gleba. Home no es Heim; la palabra alemana porta ecos de refugio, de asilo, de hospicio, y aun así proyecta su sombra en la contundente excitación de Heimat, Heimatland, el templo de la conciencia nacional, el hogar de la exaltación política. El inglés no tiene un equivalente exacto.

12 dic 2017

El acto de la lectura


La lectora de novela  (1888),  de Vincent van Gogh
«Nuestro concepto de la forma literaria está relacionado, en diversos aspectos, con lo privado. La práctica de leer un libro para uno mismo, en silencio, es un desarrollo histórico tardío. Implica cierto número de condiciones económicas y sociales: habitación para uno solo (significativa frase de Virginia Woolf) o, por lo menos, un lugar tan espacioso que permita un ámbito de tranquilidad; propiedad privada del libro, con el derecho concominante de proteger un libro raro del uso de los demás hombres; medios de luz artificial durante las horas de la noche.

23 abr 2017

La voz del libro


A reader (1877),   
de Albert Joseph Moore
«En esa gran polémica con los muertos que es la lectura, nuestro papel no es pasivo. Cuando es algo más que fantaseo o que un apetito indiferente emanado del tedio,  la lectura es un modo de acción. Conjuramos la presencia, la voz del libro. Le permitimos la entrada, aunque no sin cautela, a nuestra más honda intimidad. Un gran poema, una novela clásica nos acometen; asaltan y ocupan las fortalezas de nuestra conciencia. Ejercen un extraño, contundente señorío sobre nuestra imaginación y nuestros deseos, sobre nuestras ambiciones y nuestros sueños más secretos. Los hombres que queman libros saben lo que hacen. El artista es la fuerza incontrolable: ningún ojo occidental, después de Van Gogh, puede mirar un ciprés sin advertir en él el comienzo de la llamarada.
   Así, y en una medida suprema, ocurre con la literatura. Un hombre que haya leído el canto XXIV de la Ilíada –el encuentro nocturno de Príamo y Aquiles– o el capítulo en que Aliosha Karamazov se arrodilla ante las estrellas, que haya leído el capítulo XX de Montaigne (Que philosopher c’est apprendre l’art de mourir) y el empleo que de éste hace Hamlet y que no se inmute, que la aprehensión de su propia vida permanezca inalterable, que de alguna manera sutil pero radical no mire de modo distinto el cuarto en que se mueve o al que llama a su puerta, éste ha leído con la ceguera apenas de la mirada física. ¿Pueden leerse Anna Karenina o a Proust sin experimentar una flaqueza o una dimensión nuevas en el centro mismo de nuestra sensibilidad sexual?».


(STEINER, George. Lenguaje y silencio. 2ª ed. Madrid: Gedisa, 2000, p. 25-26).

25 feb 2016

El arte de la escucha

Homenaje a Miró,  de Li-Shu Chen
«El arte del relator pide una escucha, pues por debajo incluso del más sofisticado de los estilos narrativos clásicos se escucha la cadencia de la palabra hablada. Un relato es algo que se dice, que se habla; que se vive en el oído. Pero nosotros hemos perdido el arte de escuchar, hemos dejado de deleitarnos con las digresiones y las pausas de la voz espontánea.  Vueltos holgazanes por la profusión de los brillantes e instantáneos artilugios gráficos 
–la fotografía, el cartel, el cine, el tebeo–, hemos pasado de auditores a espectadores.

18 oct 2015

La masificación de las palabras

«No digo que los escritores deban dejar de escribir. Esto sería fatuo. Me pregunto si no están escribiendo demasiado, si el diluvio de letra impresa a través del cual luchamos por abrirnos paso, aturdidos, no representa por sí mismo una subversión del significado. “Una civilización de palabras es una civilización malsana.” Es una civilización donde la inflación constante de la moneda verbal ha devaluado de tal modo lo que antes fuera un acto numinoso de comunicación que lo válido y lo verdaderamente nuevo ya no pueden hacerse oír. Cada mes  debe fabricar su obra maestra, de manera que las prensas empujan a la mediocridad a un esplendor espurio y transitorio.

30 nov 2011

El riesgo de la lectura

«Leer bien significa arriesgarse a mucho. Es dejar vulnerable nuestra identidad, nuestra posesión de nosotros mismos. En las primeras etapas de la epilepsia se presenta un sueño característico (Dostoievski habla de él). De alguna forma nos sentimos liberados del propio cuerpo; al mirar hacia atrás, nos vemos y sentimos un terror súbito, enloquecedor; otra presencia está introduciéndose en nuestra persona y no hay camino de vuelta.