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20 mar 2023

La pasión central de la vida

«[...] Y la pasión central de la vida es el amor; el gran río que la recoge a todas para llevarlas hacia la muerte a que aspiran. Sólo el amor puede adentrarse en la muerte; las demás pasiones son ciegas o ven de través; se detienen imantadas o se precipitan. Sólo el amor alcanza a tener visión; sólo el amor puede desprenderse de todo; sólo él puede contender con la esperanza y la desesperación venciéndolas. El amor anticipa la muerte y hace a la vida de quien lo vive morir mil muertes y lograr así, obedeciendo, la libertad.»


(ZAMBRANO, María. Algunos lugares de la pintura. Madrid: Espasa-Calpe, 1989, p. 154-156).

30 dic 2022

¡Adiós, Corazón mío!

¿Por qué, Corazón mío, vas despacio?,
¿por qué vuelves atrás?, ¿por qué te escapas?
Tu esperanza se te ha adelantado:
de todo lo que de aquí se ha despedido.
¡Ahora también tú debes marcharte!
Pasa la luz con el pasar del año,
y el hombre y la mujer;
y todo lo que aún te es más querido
atrae la destrucción, repele el marchitarte,
sonríe el blando cielo, el triste viento cerca
susurra. ¡Es Adonais el que llama!
Oh, corre allá deprisa, que no aparte la vida
lo que la muerte puede unir.

22 ene 2021

Romance del Conde Niño

También conocido como ‘Romance del Conde Olinos’, representa el triunfo del amor verdadero más allá de la muerte. Es un poema repleto de juventud, madurez, envidia y sobre todo de demostración de que el amor verdadero vence todas las dificultades que se le presentan.

Es una composición medieval anterior al siglo XVI de transmisión oral, y Paco Ibáñez nos los recitará:


28 jul 2020

Redención

¡Las amapolas! —
Podría morirme
De puro gusto ahora


The poppies—
I could die
In delicacy now



(KEROUAC, Jack. Libro de haikus. Madrid: Bartleby, 2007, p. 32-33).

10 feb 2020

Gloria, fortuna o ambición


Cupido (1905),  de Edvard Munch
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube de luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo, que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería al fin aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

22 nov 2018

Pregón de fiestas



Otoño en Murnau (1908), de Wassily Kandinsky
La difícil tarea de estar vivos es semejante al ruido que las ramas
hacen en cada otoño,
cuando
amenazan doradas que va siendo
ya el tiempo de caer,
y se atusan el cuerpo con un débil
coraje, y se demoran
largamente en su herida,
poseídas por el oro germinal
de los últimos frutos.
Entonces vuelve la memoria,
la tensa luz que gime por la altura,
el origen del viento que derrama
a su paso a quien queda
pendiente de ese hilo ya aferrado
a la condena del invierno.