Porque sentir para nosotros es, ¡ay!, desvanecerse,
exhalamos nuestro ser; de ascua en ascua
despedimos cada vez un aroma más tenue. Tal vez
alguien nos diga:
sí, has entrado en mi sangre, la primavera y este
cuarto
se han llenado de ti... ¡de qué nos serviría!, no
puede retenernos
desapareceremos en él y en torno a él. Y a ésos que
son bellos,
¡ay!, ¿quién los retendrá? Sin cesar la apariencia
se disipa en su rostro. (...)
Cuando regresan las
flores (1911), de Lawrence Alma-Tadema
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Denn wir, wo wir fühlen, verflüchtigen; ach wir
atmen uns aus und dahin; von Holzglut zu Holzglut
geben wir schwächern Geruch. Da sagt uns wohl einer:
ja, du gehst mir ins Blut, dieses Zimmer, der Frühling
füllt sich mit dir... Was hilfts, er kann uns nicht
halten,
wir schwinden in ihm und um ihn. Und jene, die schön sind,
o wer hält sie zurück? Unaufhörlich steht Anschein
auf in ihrem Gesicht und geht for. (...)
(RILKE, Rainer Maria. Elegías de
Duino. 2ª ed. Madrid: Hiperión, 2005, p. 24-27).
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