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Leyendo una historia (c. 1878-79), de James Jacques Tissot
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«Mientras la lectura sea para nosotros la
iniciadora cuyas llaves mágicas nos abren en nuestro interior la puerta de
estancias a las que no hubiéramos sabido llegar solos, su papel en nuestra vida
es saludable. Se convierte en peligroso por el contrario cuando, en lugar de
despertarnos a la vida personal del espíritu, la lectura tiende a suplantarla,
cuando la verdad ya no se nos presenta como un ideal que no esté a nuestro
alcance por el progreso íntimo de nuestro pensamiento y el esfuerzo de nuestra
voluntad, sino como algo material, abandonado entre las hojas de los libros
como un fruto madurado por otros y que no tenemos más que molestarnos en
tomarlo de los estantes de las bibliotecas para saborearlo a continuación
pasivamente, en una perfecta armonía de cuerpo y mente».
(PROUST, Marcel. Sobre la lectura. Valencia: Pre-textos, 1997, p. 43).