cerca de
mí, perdido en las miradas?
Los ojos
me dolían de esperar.
Pasaste.
Si
apareciendo entonces
me
hubieras revelado
el país
verdadero en que habitabas.
Pero
pasaste
como un
Dios destruido.
Sola,
después, de lo negro surgía
tu mirada.
(GIL DE BIEDMA,
Jaime. Las personas del verbo.Palencia:
Cálamo, 2009, p. 38).