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28 mar 2021

Canción


Secretos de amor (1896), dde William-Adolphe Bouguereau

Tú, a la que no declaro
las noches que paso en vela,
cuya esencia me fatiga
como el mecer de una cuna.

Tú, que tampoco me dices
si por mi son tus desvelos.
Mira, ¿y si sobrellevásemos
esta sed que es nuestro ornato
sin procurar apagarla?

Pues repara en los amantes,
aun no bien la confesión
inician, qué pronto mienten.

Tú llenas mi soledad.
Te imagino siempre nueva:
a ratos eres tú sola,
y a veces ese murmullo
o ese etéreo perfume.
A todas, ay, he perdido
entre mis brazos. Mas tú,
tú naces siempre de nuevo.
Porque nunca te retuve,
firmemente te conservo.


(RILKE, Rainer Maria. Antología poética. 2ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1976, p. 179-180).

1 mar 2019

Amor

Amor (1851), de William-Adolphe Bouguereau
Mi manera de amarte es sencilla:

te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.

Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.


(GAMONEDA, Antonio. Blues castellano. Barcelona: Plaza & Janés, 1999, p. 50).

19 abr 2016

La canción de abril


Canciones de primavera (1889), 
de William-Adolphe Bouguereau
¡Pulsa la luz su espacio sobre el cielo!
Un eco intemporal a un Abril canta:

“Abril las lluvias: sobre la tierra
–Febrero en Marzo, en ti y en Mayo Junio,
Julio en Agosto– el campo al sol levanta
como a un toro del trigo, con su fruta
–espigas mil– madura por tu celo.
Al vuelo entre cuchillas lo separa
de ti sin alejarlo –una gavilla
y otra y otra, los tallos mil de un trigo
en otro en haz–, campo entero el deseo
y, Abriles mil, en parva lo abandonas:
a él no llegas y a él naces y a él caído
sin él estás, por él vas a su encuentro...
Abril los tallos mil, Abril de tierra
derramado en sus trigos mil se mira
en ti continuo y, súpito de ausencias
mil, a sus lenguas mil dejas sin mundo:
¿fuera de Abril tu sucesión te olvida?...”
(...)


(PRADOS, Emilio. Circuncisión del sueño. Valencia: Pre-textos, 1981, p. 48-49).