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22 nov 2024

La belleza de la naturaleza

Los campos labrados (1889), de Vincent van Gogh
«Yo quisiera tan sólo tener la prueba de algo que nos tranquilizara y consolara de manera que dejáramos de sentirnos culpables o desgraciados, y poder así marchar sin extraviarnos en la soledad o en la nada; sin temer o calcular nerviosamente el mal que podríamos acarrear inconscientemente a los demás. Ese extraño Giotto, de quien decía su biógrafo que estaba siempre padeciendo y siempre lleno de fogosidad e ideas; pues bien yo quisiera llegar a esta seguridad que te hace sentir vivo, alegre y dichoso en toda ocasión. Eso puede conseguirse mejor en el campo o en una ciudad pequeña que en el infierno parisiense.

30 sept 2024

El espíritu del otoño

Puente bajo la lluvia (1887),
de Vincent van Gogh
Tendré que hablar del espíritu del otoño
ahora que septiembre
ha llegado a su fin. (Espíritu
es palabra sospechosa: no hay
hipócrita que no se abrigue
a su sombra). ¿Será
la embriaguez? ¿El viento matinal
arrastrando hojas
muchachas canciones?
¿El soplo frío de las estrellas?
¿Será la belleza,
el espíritu del otoño? Hay un límite
para el hombre, un límite
para soportar el peso del mundo.
De la belleza, de la bárbara
orgullosa belleza, ¿quién sabe defenderse
sin miedo de que le reviente el corazón?

8 jun 2022

Su belleza

Venus saliendo del baño (1822) de Raphaelle Peale
Venus saliendo del baño (1822), de Raphaelle Peale 
«Su belleza, por cierto, se encuentra aún en crecimiento, madame, decía y no era un simple cumplido».

 

(RILKE, Rainer Maria. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge. Buenos Aires: Corregidor, 1977, p. 136).

13 may 2019

La claridad


[...]
Demasiada belleza, demasiada
para que en el dolor de estar ausente
la claridad no cese y nunca vaya
mudada hasta cesar del todo y muera
abandonando el fruto de la tarde
en unas manos nuevas sobre el mundo.
¿Hasta cuándo esa frágil voladura
 de perderse y morir? ¿En qué retina
volverá a ser la luz más infinita
que en esta perdición sobre los ojos
que ahora escapan sin más a otra ladera?
¿Es esta claridad siempre la misma
cuando nos llena el alma hasta colmarla
de una plena pasión de luz sin forma?

18 jun 2018

Reticencias


Endymion (c.a. 1725),  de Antonio Corradini
«Si aún no he dicho nada de una belleza tan visible, no hay que ver en ello la reticencia de un hombre completamente conquistado. Pero los rostros que buscamos desesperadamente nos escapan; apenas si un instante».


(YOURCENAR, Marguerite. Memorias de Adriano. 1ª ed., 21ª reimp. Barcelona: Edhasa, 1991, p. 130).

12 ene 2017

El sosiego de aquellos años


La siesta (1868)de Lawrence Alma-Tadema

   «Cuando considero esos años, creo encontrar en ellos la Edad de Oro. Todo era fácil; los esfuerzos de antaño se veían recompensados por una facilidad casi divina. Viajar era un juego: placer controlado, conocido, puesto hábilmente en acción. El trabajo incesante no era más que una forma de voluptuosidad. Mi vida, a la que todo llegaba tarde, el poder y aun la felicidad, adquiría un esplendor cenital, el brillo de las horas de la siesta en que todo se sume en una atmósfera de oro, los objetos de aposento y el cuerpo tendido a nuestro lado. La pasión colmada posee su inocencia, casi tan frágil como las otras: el resto de la belleza humana pasaba a ser un espectáculo, no era ya la presa que yo había perseguido como cazador.

16 oct 2015

La belleza de la dificultad



Los momentos difíciles me han ayudado a comprender mejor que antes, cuán infinitamente rica y hermosa  es la vida en todos los sentidos, y que tantas cosas de las que uno va preocupándose no tienen importancia alguna.

14 jun 2015

La Belleza y la Libertad

En una calle de San José (Costa Rica)
«El espíritu histórico y el artista quieren, cada uno a su modo, rehacer el mundo. El artista, por una obligación de su naturaleza, conoce los límites que el espíritu histórico desconoce. He ahí por qué el fin de este último es la tiranía en tanto que la pasión del primero es la libertad. Todos aquellos que hoy luchan por la libertad vienen a combatir en última instancia por la belleza. Desde luego que no se trata aquí de defender a la belleza por ella misma. La belleza no puede prescindir del hombre y nosotros no daremos a nuestro tiempo su grandeza y su serenidad si no es siguiéndolo en su desdicha.

27 oct 2013

Aquel rostro

   «El niño cambiaba, crecía. Una semana de indolencia bastaba para ablandarlo; una tarde de caza le devolvía su firmeza, su atlética rapidez. Una hora de sol lo hacía pasar del color del jazmín al de la miel. Las piernas algo pesadas del potrillo se alargaron; la mejilla perdió su delicada redondez infantil, ahondándose un poco bajo el pómulo saliente; el tórax henchido de aire del joven corredor asumió las curvas lisas y pulidas de una garganta de bacante. El mohín petulante de los labios se cargó de una ardiente amargura, de una triste saciedad. Sí, aquel rostro cambiaba como si yo lo esculpiera noche y día».


(YOURCENAR, Marguerite. Memorias de Adriano. 1ª ed., 21ª reimp. Barcelona: Edhasa, 1991, p. 131).

19 nov 2011

La belleza de la ciencia

«Sabemos que la simetría está detrás de lo que percibimos como hermoso. ¿Puede ser que acaso lo único verdaderamente hermoso sean las matemáticas?
   La física de Einstein y la cuántica se dieron la mano gracias a Paul Didac y a su vehemente convicción de que las ecuaciones fundamentales del universo debían ser, por encima de todo, hermosas. Su método científico se basó en asumir que la belleza de éstas residía en los símbolos y en la lógica que los relacionaba.
   Así en 1928, a la edad de 25 años, mientras jugueteaba en busca de unas relaciones matemáticas, Didac formuló la ecuación que describe el comportamiento del electrón y que más tarde utilizó para predecir la existencia de la antimateria.
  Dado que ésta es prácticamente la mitad del material que contiene el universo tras el Big Bang, podemos decir que la ecuación de Didac encierra la belleza de la mitad de la existencia.
   Sin duda es una idea poética, pero es que de entre todas las artes la poesía es la que más se asemeja a las matemáticas.