«Vivir es ir dando pequeños pasos en el
sendero que conduce a la muerte. Aprendemos a caminar para avanzar a su
encuentro. Eso convierte los días en una mágica aventura, porque es necesario
desentrañar todos los frutos ofrecidos por la vida en el trecho que nos ha sido
concedido».
(ÁLVAREZ, Blanca. El
puente de los cerezos. 3ª ed. Madrid: Anaya, 2006,
p.78).