«¿Quién no ha visto agonizar en medio de
espantosos sufrimientos a novelas que tenían toda la vida por delante? Nunca se
sabe de qué depende su supervivencia; lo cierto es que a veces se les corrompe
la sangre y no hay transfusión de tinta que les reanime. Lo más sensato, aunque
no lo más fácil, en situaciones así es avisar al crítico forense para que
levante el cadáver y firme el certificado de defunción. Muchos no se resignan y
hacen con el cuerpo del relato auténticas barbaridades con las que sólo
consiguen prolongar su agonía.
Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
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29 sept 2018
3 mar 2018
El reportaje
«Una revista que pagaba muy bien me encargó escribir sobre un cuarto de
baño, así que me metí en el de unos amigos que se iban quince días de
vacaciones, y les pedí que cerraran por fuera hasta su regreso. Aunque llevaba
un excelente equipo de supervivencia, fue uno de los retos más duros de mi vida
profesional. Pero resultó apasionante ver qué clase de registros emocionales se
ponen en marcha, en una situación límite, frente a dentífricos con sabor a
menta, cuchillas de afeitar roñosas o compresas con alas.
Lo conté todo en ese reportaje,
incluso lo de las hormigas que a última hora de la tarde transportaban enseres
diminutos desde una rendija de la base del bidet a un agujero situado en la
parte de atrás del retrete. Algunos lectores me reprocharon que me las hubiera
comido, sin comprender que lo hice en un intento por entablar con ellas algún
tipo de trato cuando ya habían fallado todos los demás sistemas de
comunicación. Una soledad alicatada hasta el techo es durísima.
25 may 2017
Escribir I
Acompañamiento sincopado
(Staccato) (c.a. 1928-1930),
de František Kupka
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«El día en el que empezó todo, no tenía muchas ganas
de escribir, de manera que para hacer tiempo fingí no saber si una palabra se
escribía con be o con uve. Aquella duda retórica se convirtió misteriosamente
en una enfermedad real, y en cosa de una semana al problema de las bes se sumó
el de las haches, así que tardaba mucho en escribir una página porque tenía que
consultar continuamente el diccionario. Creo que desarrollé una curiosa
habilidad para evitar palabras que contuvieran esas letras, pero mis escritos
de esa época jadean un poco al andar, como si estuvieran enfermos.