29 may 2017

Petición del jardinero

«¿Quién eres tú, lector que has de leer mis poemas de aquí a cien años?
   No puedo enviarte una sola flor de este tesoro de la primavera, ni un solo rayo de esas nubes.
   Abre tus puertas y mira fuera.
   De tu jardín en flor coge los fragantes recuerdos de las flores marchitas hace cien años.
   Ojalá puedas sentir en la alegría de tu corazón la vivida alegría que cantó una mañana de primavera lanzando su voz satisfecha a través de cien años».

(TAGORE, Rabindranaz. El jardinero. Madrid: Edaf, 2001, p. 170).

25 may 2017

Escribir I



Acompañamiento sincopado (Staccato) (c.a. 1928-1930), 
 de František Kupka
«El día en el que empezó todo, no tenía muchas ganas de escribir, de manera que para hacer tiempo fingí no saber si una palabra se escribía con be o con uve. Aquella duda retórica se convirtió misteriosamente en una enfermedad real, y en cosa de una semana al problema de las bes se sumó el de las haches, así que tardaba mucho en escribir una página porque tenía que consultar continuamente el diccionario. Creo que desarrollé una curiosa habilidad para evitar palabras que contuvieran esas letras, pero mis escritos de esa época jadean un poco al andar, como si estuvieran enfermos.

16 may 2017

El placer


El jardín,  de Li-Shu Chen
«En las noches de primavera, alta ya la madrugada, venía a través del campo, desde Eritaña, el son de un organillo. La tonada efímera, en el silencio y la calma de la noche, adquiría voz, y hablaba de quienes a esa hora, en vez de dormir, vivían, velando para el placer de un momento. Yo les veía, ellos y ellas, un poco bebidos, serios, la mirada fija y vaga a un tiempo, enlazados como si siguieran el ritmo del espasmo más que el del baile, las manos acariciando enajenadas el hermoso cuerpo humano, triunfante un día para hundirse luego en la muerte. Y el grito ronco y agudo de algún pavo real, insomne por las alamedas del parque, rompía la cadencia de la musiquilla como una burla de mi anhelo loco y triste.
Niño aún, mi deseo no tenía forma, y el afán que lo despertaba en nada podía concretarse; y yo pensaba envidioso en aquellos hombres anónimos que a esa hora se divertían, groseramente quizá, mas que eran superiores a mí por el conocimiento del placer, del que yo sólo tenía el deseo.

10 may 2017

De ascua en ascua

Porque sentir para nosotros es, ¡ay!, desvanecerse,
exhalamos nuestro ser; de ascua en ascua
despedimos cada vez un aroma más tenue. Tal vez alguien nos diga:
sí, has entrado en mi sangre, la primavera y este cuarto
se han llenado de ti... ¡de qué nos serviría!, no puede retenernos   
desapareceremos en él y en torno a él. Y a ésos que son bellos,
¡ay!, ¿quién los retendrá? Sin cesar la apariencia
se disipa en su rostro. (...)

Cuando regresan las flores (1911)de Lawrence Alma-Tadema

5 may 2017

Mudanza

«La mayor parte del mobiliario, las piezas más pesadas, ya las habían subido los mozos. Ahora sólo se llevaban cosas pequeñas hacia arriba. Me quedé de pie en la puerta para poder admirarlo todo. Tus cosas eran muy especiales, tanto que nunca antes había visto nada igual: había fetiches indios, esculturas italianas, grandes y deslumbrantes cuadros. Finalmente vinieron los libros, tantos y tan bonitos que nunca hubiera imaginado que pudieran existir. Los iban apilando en la puerta, los cogía el mayordomo, uno por uno, y les quitaba el polvo con cuidado. Me acerqué sigilosamente para contemplar cómo iba creciendo la pila. Tu criado no me echó, pero tampoco me animó a quedarme allí. No me atreví a tocar nada, aunque me hubiese gustado acariciar el suave cuero de algunas cubiertas. Miré alguno de los títulos tímidamente: algunos eran ingleses o franceses, y otros en idiomas que no entendía.