28 jun 2013

Segovia: lugar de la palabra

Alcázar de Segovia,  de Li-Shu Chen
   «Lo propio de una ciudad ha de ser algo que encierre una exigencia constante y que sea al par una dádiva. Un don de esos que obligan al que lo recibe sin que él se dé cuenta o sin que sea necesario que se la dé. Algo inmaterial y que se corporeiza, algo trascendente y que se convierte en pan de cada día. Algo que corresponde, que ha de corresponder, a los elementos esenciales que forman la figura, el cuerpo, la fisonomía de la ciudad.

22 jun 2013

¡Qué bello paisaje!

Paisajes de palabras:
los despueblan en mis ojos al leerlos.
No importa: los propagan mis oídos.
Brotan allá, en las zonas indecisas
del lenguaje, palustres poblaciones.
Son criaturas anfibias, son palabras.
Pasan de un elemento a otro,
se bañan en el fuego, reposan en el aire.
Están del otro lado. No las oigo, ¿qué dicen?
No dicen: hablan, hablan.



(PAZ, Octavio. Delta de cinco brazos. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 1998, p. 96).

16 jun 2013

Dios no escribe novelas

El acero (1928), de František Kupka
   «Sí, tal vez existiera ese universo invulnerable a los destructivos poderes del tiempo; pero era un helado museo de formas petrificadas, aunque fuesen perfectas, formas regidas y quizá concebidas por el espíritu puro. Pero los seres humanos son ajenos al espíritu puro, porque lo propio de esta desventurada raza es el alma, esa región desgarrada entre la carne corruptible y el espíritu puro, esa región intermedia en que sucede lo más grave de la existencia: el amor y el odio, el mito y la ficción, la esperanza y el sueño.

1 jun 2013

Un cuento a varias voces

El documental Un cuento a varias voces, realizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) de México, recoge el espíritu, el alcance y la dimensión del programa Salas de Lectura, una acción puesta en marcha en este país latinoamericano hace más de quince años. Muestra algunas experiencias de promoción de la lectura en todas las edades. Experiencias en las que leer y vida van de la mano. 

El cortometraje recorre la geografía mexicana a través de los espacios de lectura en ciudades como Sinaloa, Oaxaca, Morelos, Sonora, Michoacán, Baja California, Campeche e Hidalgo. Son espacios diversos y personalizados como una casa, una vieja estación de ferrocarril, un centro cultural, un centro de readaptación y hasta un cementerio. También retrata un paisaje humano rico y diverso en el que mediadores jóvenes, adultos y mayores hacen posible la presencia de lecturas en comunidades empobrecidas. En ellas el libro es una puerta, una posibilidad de elevar expectativas, y un refuerzo de la autoestima de muchos niños, adolescentes y adultos que encuentran en estas Salas de lectura una oportunidad de encuentro con las letras y con los otros.