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27 feb 2024

Dialogando

Estos poemas los desencadenaste tú
como se desencadena el viento,
sin saber hacia dónde ni por qué.
Son dones del azar o del destino,
que a veces
la soledad arremolina o barre;
nada más que palabras que se encuentran
que se atraen y se juntan
irremediablemente,
y hacen un ruido melodioso o triste,
lo mismo que dos cuerpos que se aman.



(GONZÁLEZ, Ángel. El otoño y otras luces. Barcelona: Tusquets, 2001, p. 27).

7 ago 2023

Esas pequeñas (e imprescindibles) cosas de la vida

«–Supongo que querrás contarme algo –intentó ayudarlo–. ¿Una historia quizá?
–Sí. Es una historia que no ha tenido ocasión de contársela a nadie, ni a Clara, que es a quien tenía que habérsela contado nada más ocurrir, ni a usted, ni a mis padres, ni a los padres de Clara ni a nadie…
–Y ahora vienes a contármela a mí.
–Necesito contársela a alguien y nadie mejor que usted. Me muero por contar esa historia, y porque llegue a los oídos de Clara y alcance su perdón, o al menos, su comprensión y su piedad.

15 may 2023

A veces, un cuerpo puede modificar un nombre

Cifrado y constelaciones del amor (1941),
de Joan Miró
A veces, las palabras se posan sobre las cosas como una
mariposa sobre una flor, y las recubren de colores nuevos.

Sin embargo, cuando pienso tu nombre, eres tú quien le da
a la palabra color, aroma, vida.

¿Qué sería tu nombre sin ti?

Igual que la palabra rosa sin la rosa:
un ruido incomprensible, torpe, hueco.



(GONZÁLEZ, Ángel. El otoño y otras luces. Barcelona: Tusquets, 2001, p. 35).

10 nov 2022

Las palabras permanecen

«Así que también Aurora tiene una historia que contar. Una historia que ha permanecido como aletargada hasta hoy, esperando un estímulo, una súbita brisa que avive las brasas hasta convertirlas en hoguera. Y ahora ya sabe con certeza que los relatos no son inocentes, no del todo inocentes, y que no es verdad que a las palabras se las lleve tan fácilmente el viento. No es verdad. Todo cuanto se dice queda ya dicho para siempre, y solo con la muerte se consuma por completo el olvido y se logra el silencio, y con él, la paz definitiva».


(LANDERO, Luis. Lluvia fina. Barcelona: Tusquets, 2019, p. 261).

13 sept 2022

Palabras

Penélope y los pretendientes (1912),
de John William Waterhouse
Hachas
Tras cuyo golpe el bosque reverbera,
¡y los ecos!
Ecos que viajan
desde el centro como caballos.

La savia
aflora como el llanto, como
el agua que persigue
restablecer su espejo
sobre la roca

10 may 2022

Diálogo

Yo escribo:
hablo contigo:
hablo conmigo.
Con palabras de agua, llama, aire y tierra
inventamos el jardín de las miradas.



(PAZ, Octavio. Delta de cinco brazos. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 1998, p. 117).

16 sept 2021

En esta noche, en este mundo

El beso IV (1902),  de Edvard Munch

Oh, ayúdame a escribir
el poema más prescindible
el que no sirva ni para
ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche, en este mundo...


(PIZARNÍK, Alejandra. En esta noche, en este mundo. Barcelona: Penguin Random House, 2019, p. 66).

 

27 abr 2021

La casa de las palabras


Librería Ateneo Grand Splendid (Buenos Aires, Argentina)
«A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran. Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces relamían o fruncían la nariz. Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.

6 nov 2020

Silencio


SILENCIO. Silencio.
La creación y el cielo...
–¡Qué copulativa
esa y de enmedio!–
Dios me ha dado un mundo.
Pero, ¿cómo? Hecho.
Pero, ¿cuándo? Ahora.
Pero, ¿qué? Silencio.
Silencio. Preguntó:
¡habla!... Nada: ¡viento!
un va-y-ven de frío
sobre cerca y lejos.

8 oct 2020

La uva y el vino

En la fiesta de la vendimia  (1870)de Lawrence Alma-Tadema

   «Un hombre de las viñas habló, en agonía, al oído de Marcela. Antes de morir, le reveló su secreto:
La uva –le susurró–está hecha de vino.
Marcela Pérez-Silva me lo contó, y yo pensé: Si la uva está hecha de vino, quizá nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos».

(GALEANO, Eduardo. El libro de los abrazos. 34ª reimp. Madrid: Siglo XXI de España, 2015, p. 4).


27 may 2020

Guerra de la calle, guerra del alma

Mujer escribiendo (1934),  de Pablo Picasso
   «Escribir, ¿tiene sentido? La pregunta me pesa en la mano.
   Se organizan aduanas de palabras, quemaderos de palabras, cementerios de palabras. Para que nos resignemos a vivir una vida que no es la nuestra, se nos obliga a aceptar como nuestra una memoria ajena. Realidad enmascarada, historia contada por los vencedores: quizás escribir no sea mas que una tentativa de poner a salvo, en el tiempo de la infamia, las voces que darán testimonio de que aquí estuvimos y así fuimos. Un modo de guardar para los que no conocemos todavía, como quería Espriu “el nombre de cada cosa”. Quien no sabe de dónde viene, ¿cómo puede averiguar adónde va?».


(GALEANO, Eduardo. Días y noches de amor y guerra. Madrid: Siglo XXI de España, 2015, p. 292).

11 sept 2019

Lenguaje y silencio

Safo escucha a Alceo  (1881)de Lawrence Alma-Tadema
«El lenguaje es el que arranca al hombre de los códigos de señales deterministas, de lo inarticulado, de los silencios que habitan la mayor parte del ser. Si el silencio hubiera de retornar a una civilización destruida, sería un silencio doble, clamoroso y desesperado por el recuerdo de la Palabra».

(STEINER, George. Lenguaje y silencio. 2ª ed. Madrid: Gedisa, 2000, p. 15).

19 jul 2019

Percepciones 2


«Para el que posee percepción, un simple signo es suficiente.
Para el que realmente no está atento, mil explicaciones no le bastan».


(SHAH, Idries. El camino del sufí. Buenos Aires: Paidós, 1978, p. 265).

29 abr 2019

La esencia del libro

«No todos los libros son tan estúpidos como sus lectores. Probablemente encierran palabras certeramente amagadas a nuestra condición, que si pudiéramos oír y comprender realmente serían más saludables para nuestra vida que la mañana o la primavera, y que posiblemente nos revelarían una faceta inédita de las cosas. ¡Cuántos hombres no habrán iniciado una nueva era en su vida después de una particular lectura! Quizá exista para nosotros el libro que nos explique nuestros milagros y nos revele otros. Las cosas hoy inexpresables puede que hayan sido dichas en alguna parte. Estas mismas cuestiones que nos trastornan, intrigan y confunden les han sobrevenido a su vez a todos los hombres sabios; ninguna ha sido omitida, y todos han aportado su respuesta, de acuerdo con su capacidad, por medio de su vida y sus palabras».

(THOREAU, Henry David. Walden o la vida en los bosques. Barcelona: Juventud, 2010, p. 138-139).

23 abr 2019

En el principio

«Porque, si en el principio existía el Verbo –el Logos–, y el Verbo se hizo carne, la palabra es metáfora del hombre, y el libro, su morada más apta».


(BARNÉS, Antonio. Elogio del libro de papel. Madrid: Rialp, 2014, p. 18).

31 mar 2019

Las ambiciones de la traducción

«No hay traducciones.
Pain no es bread; la palabra francesa es cálida, con cierta resonancia de hambre y gleba. Home no es Heim; la palabra alemana porta ecos de refugio, de asilo, de hospicio, y aun así proyecta su sombra en la contundente excitación de Heimat, Heimatland, el templo de la conciencia nacional, el hogar de la exaltación política. El inglés no tiene un equivalente exacto.

29 sept 2018

Escribir II

«¿Quién no ha visto agonizar en medio de espantosos sufrimientos a novelas que tenían toda la vida por delante? Nunca se sabe de qué depende su supervivencia; lo cierto es que a veces se les corrompe la sangre y no hay transfusión de tinta que les reanime. Lo más sensato, aunque no lo más fácil, en situaciones así es avisar al crítico forense para que levante el cadáver y firme el certificado de defunción. Muchos no se resignan y hacen con el cuerpo del relato auténticas barbaridades con las que sólo consiguen prolongar su agonía.

3 mar 2018

El reportaje

«Una revista que pagaba muy bien me encargó escribir sobre un cuarto de baño, así que me metí en el de unos amigos que se iban quince días de vacaciones, y les pedí que cerraran por fuera hasta su regreso. Aunque llevaba un excelente equipo de supervivencia, fue uno de los retos más duros de mi vida profesional. Pero resultó apasionante ver qué clase de registros emocionales se ponen en marcha, en una situación límite, frente a dentífricos con sabor a menta, cuchillas de afeitar roñosas o compresas con alas.
   Lo conté todo en ese reportaje, incluso lo de las hormigas que a última hora de la tarde transportaban enseres diminutos desde una rendija de la base del bidet a un agujero situado en la parte de atrás del retrete. Algunos lectores me reprocharon que me las hubiera comido, sin comprender que lo hice en un intento por entablar con ellas algún tipo de trato cuando ya habían fallado todos los demás sistemas de comunicación. Una soledad alicatada hasta el techo es durísima.