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15 mar 2024

Las ovejas y los lobos

Separación (1900), de Edvard Munch
«Eran los perros los que, como de costumbre, hacían centinela, guardando las ovejas y defendiéndolas de la voracidad de los lobos, y conociendo éstos que no les era posible atacarlas, inventaron el siguiente medio. Enviaron mensajeros a las ovejas diciendo que querían estar en paz con ellas con tal que para mutua seguridad entregasen en rehenes, ellas a los perros y ellos a los lobeznos, sus hijos.

16 sept 2021

En esta noche, en este mundo

El beso IV (1902),  de Edvard Munch

Oh, ayúdame a escribir
el poema más prescindible
el que no sirva ni para
ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche, en este mundo...


(PIZARNÍK, Alejandra. En esta noche, en este mundo. Barcelona: Penguin Random House, 2019, p. 66).

 

11 may 2020

Sueños verdaderos

Comfort (1907),  de Edvard Munch

«Todo puede suceder, porque nadie sabe nada, porque la realidad rebasa siempre lo que sabemos de ella; porque ni las cosas ni nuestro saber acerca de ellas está acabado y concluso y porque la verdad no es algo que esté ahí, sino al revés: nuestros sueños, nuestras esperanzas pueden crearla».

(ZAMBRANO, María. Los intelectuales en el drama de España y escritos de la Guerra Civil.  Madrid: Trotta, 1998, p. 245).

10 feb 2020

Gloria, fortuna o ambición


Cupido (1905),  de Edvard Munch
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube de luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo, que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería al fin aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

8 nov 2019

Cada palabra tuya

Amor y Psyche  (1907),  de Edvard Munch
   «En aquellos años sólo viví para ti. Compré todos tus libros; cada vez que tu nombre aparecía en los periódicos era un día de fiesta para mí. ¿Puedes creer que me sé de memoria cada línea de tus libros de tantas veces como los he leído? Si alguien me despertara por la noche y me empezara a recitar un fragmento, aún ahora, después de trece años, podría continuarlo en sueños. Cada palabra tuya era para mí como el evangelio y el padrenuestro. Todo el mundo existía únicamente en relación a ti: buscaba los conciertos y los estrenos en los periódicos vieneses sólo pensando en cuáles te podrían haber interesado y así acompañarte desde la lejanía: ahora entra en la sala, ahora se sienta. Lo soñé mil veces por haberte visto un día en un concierto».


(ZWEIG, Stefan. Carta de una desconocida. 15ª ed. Barcelona: Acantilado, 2002, p. 27-28).

16 may 2018

El itinerario de ser persona


Mujer en tres etapas  (1894),  de Edvard Munch
«¿No sería la idea más perfecta, más equilibrada, aquella hecha por el juego de las tres edades? Y ¿no sería el hombre, o el grupo de hombres especialmente dotados para dirigirla quienes supieran integrar en su actuación los tres modos de actuar: el del ensimismamiento del niño, el de la acometividad del joven y esa serenidad, ese poder de regulación del hombre maduro dado a la justicia, capaz de neutralizar las demasías de la historia?

22 feb 2018

El encuentro


Adan y Eva  (1909),  de Edvard Munch
«No me reconociste entonces. Y cuando dos días más tarde tu mirada me envolvió con una cierta familiaridad al volver a encontrarnos, no reconociste en mí a aquella niña que te había querido y a la que habías hecho despertar, sino sólo a la hermosa joven de dieciocho años que se había cruzado en tu camino dos días antes en ese mismo lugar. Me miraste agradablemente sorprendido, se te escapó una leve sonrisa. Volviste a pasar de largo pero retrocediste enseguida: yo temblaba, estaba exultante de alegría, rogaba que me hablases.

23 ene 2018

Ese grito


El grito  (1893),  de Edvard Munch
«Eduard Munch escuchó que el cielo gritaba.
   Ya había pasado el crepúsculo pero el sol persistía, en lenguas de fuego que subían desde el horizonte, cuando el cielo gritó.
   Munch pintó ese gritó.
   Ahora, quien ve su cuadro se tapa los oídos.
   El nuevo siglo nacía gritando».


(GALEANO, Eduardo.  Espejos : una historia casi universal. México: Siglo XXI, 2008, p. 238).