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15 oct 2023

Una luz

Esta luz cobre, la que más me ayuda
en tareas de amor y sosiego,
me saca fuerzas de flaqueza. Este
beneficio que de vicioso aliento
hace rezo, cariño de lascivia,
y alza de la ceniza llama, y da
a la sal alianza; estos minutos
que protegen, montan y ensamblan treinta
años, poniendo en ellos sombra y mimo,
perseverancia y humildad y agudo
sacrificio, esta gracia, esta hermosura,
esta tortura que me da en la cara,
luz tan mía, tan fiel siempre y tan poco
duradera, por la que sé que soy
sencillo de reseña, por la que ahora
vivo sin andamiajes, sin programas,
sin repertorios. A esta luz yo quiero,
de tan cárdena, cobre. Luz que toma
cuerpo en mí, tiempo en mí, luz que es mi vida
porque me da la vida: lo que pido
para mi amor y para mi sosiego.



(RODRÍGUEZ, Claudio. Poesía completa (1953-1991). Barcelona: Tusquets, 2001, p. 201).

29 ago 2023

Colores

«El poema del mar quedó, de momento, inconcluso, pero aquel año acudí a la visita vestida de azul, para que viera el color… Los versos que le llevaba, sin embargo, tenían tonos rojos –como la carta, como el mensaje– y también verdes; eran carnales y dramáticos. Sólo del amor podría aún brotar aquí la felicidad, si la felicidad no fuera pasión, había escrito él.

5 dic 2022

Amanecida

Santorini, de Li-Shu Chen
Dentro de poco saldrá el sol. El viento,
aún con su fresca suavidad nocturna,
lava y aclara el sueño y da viveza,
incertidumbre a los sentidos. Nubes,
de pardo ceniciento, azul turquesa,
por un momento traen quietud, levantan
la vida y engrandecen su pequeña
luz. Luz que pide, tenue y tierna, pero
venturosa, porque ama. Casi a medio
camino entre la noche y la mañana,
cuando todo me acoge, cuando hasta
mi corazón me es muy amigo,

14 oct 2022

Este cielo

Otoño en mi ciudad, de Olga Kvasha
El brillo del crepúsculo
llamarada del día
que proclama que el día ha terminado
cuando aún es de día.

El acorde final que,
resonante,
dice el fin de la música
mientras la música se oye todavía.

Este cielo de otoño
su imagen remansada en mis pupilas,
piadosa moratoria que la tarde concede
a la débil penumbra que aún me habita.



(GONZÁLEZ, Ángel. El otoño y otras luces. Barcelona: Tusquets, 2001, p. 19).

30 dic 2020

No hay prisa

Deja que pasen estos días,
dejan que pasen estos años
y entretanto
agradece el regalo de la luz
del cielo de diciembre,
tan discreta
que es casi sólo transparencia,
no ofende y es muy bella.

Deja que pasen estos años,
son pocos ya,
sé paciente y espera
con la seguridad de que con ellos
habrá pasado
definitivamente todo.

           
(GONZÁLEZ, Ángel. Nada grave. Madrid: Visor Libros, 2008, p. 51).

13 may 2019

La claridad


[...]
Demasiada belleza, demasiada
para que en el dolor de estar ausente
la claridad no cese y nunca vaya
mudada hasta cesar del todo y muera
abandonando el fruto de la tarde
en unas manos nuevas sobre el mundo.
¿Hasta cuándo esa frágil voladura
 de perderse y morir? ¿En qué retina
volverá a ser la luz más infinita
que en esta perdición sobre los ojos
que ahora escapan sin más a otra ladera?
¿Es esta claridad siempre la misma
cuando nos llena el alma hasta colmarla
de una plena pasión de luz sin forma?

4 may 2018

Luz

«Vi a un niño que llevaba una luz.
Le pregunté de dónde la había traído.
Él la apagó y me dijo:
“Ahora dime tú dónde se ha ido».

(SHAH, Idries. El camino del sufí. Buenos Aires: Paidós, 1978, p. 270).

30 sept 2015

Días tranquilos

No son sólo los del amor feliz,
Ni los de la riqueza, ni los de la edad madura llena de
honores, ni los de las victorias de la política o de la guerra;
Mas, cuando declina la vida y se apaciguan todas las pasiones
            turbulentas,
Cuando se cubre el cielo de la tarde de colores vistosos, etéreos,
            silenciosos,
Cuando se nos inunda el cuerpo de dulzura, plenitud, sosiego,
            como de un aire refrescante y balsámico,
Cuando los días se visten de una luz más suave, y la manzana
            pende al fin del árbol, lograda, indolente, madura,
¡Entonces los días son fecundos, apacibles, los más felices
            de todos!
¡Los días tranquilos de la dulce meditación y de la dicha!


(WHITMAN, Walt. Hojas de hierba. Barcelona: Tesys,1986, p. 656-657).

21 jul 2015

El espejo de la aurora



La Aurora (1881), 
de William-Adolphe Bouguereau
«En la noche más cerrada y oscura del firmamento que llamamos cielo, sin que se sepa el porqué, se transforma su lisa negrura en un espejo. Ni luna ni estrellas andan en ello, y no hay que preguntarse, en este caso, por qué esta noche, de alma también, y ante todo, es el espejo, el fondo de un espejo, de una vida, de vida y de ser; espejo ni tan siquiera velado, rasgado, velo de la luz que no cesa. Y entonces palabra no hay; aunque fuera en el más hondo abismo de la tierra, en el más afligido corazón se da el espejo de la luz que no cesa. Y como no permanece, mas ha de volver, es también una aurora allí en el polo, en el centro de la oscuridad y la mudez, del silencio, del olvido del no-ser».


(ZAMBRANO, María. De la aurora. Madrid: Turner, 1986, p. 120).

28 jun 2013

Segovia: lugar de la palabra

Alcázar de Segovia,  de Li-Shu Chen
   «Lo propio de una ciudad ha de ser algo que encierre una exigencia constante y que sea al par una dádiva. Un don de esos que obligan al que lo recibe sin que él se dé cuenta o sin que sea necesario que se la dé. Algo inmaterial y que se corporeiza, algo trascendente y que se convierte en pan de cada día. Algo que corresponde, que ha de corresponder, a los elementos esenciales que forman la figura, el cuerpo, la fisonomía de la ciudad.

3 mar 2013

En sí misma


Siempre
titubea una luz
que sólo se ve cuando                       
                                   no enciende nada,

como una desnudez
                        que se revelara en sí misma,
                                               no en los ojos de quien la mira.


(MUJICA, Hugo. Y siempre después del viento. Madrid: Visor, 2011, p. 62).

3 feb 2013

Febrero



Invierno (1896),  
de Alfons Mucha




Febrero es luz en círculo desnuda...
Entrando en él, un tallo al sur del círculo
su diámetro erecto multiplica:
¡prende a un trigal su pacto con el viento!


(PRADOS, Emilio. Circuncisión del sueño. Valencia: Pre-textos, 1981, p. 27). 

7 oct 2012

Luz de otoño

Otoño en Praga, Mirador de Letenské sady.
   «El otoño tiene también su verano, ese minuto en que se incendia su oro y se convierte en fuego; el aire se adensa y la luz se hace pastosa, corpórea, más visible que en el verano, y sólo permite, y hasta invita, a que se le mire y, antes de caer, se vuelve pálido como un fantasma de sí mismo, imagen pura de la luz solar; astro que sin decadencia alguna ha cedido ante el requerimiento de la mirada humana.

12 jul 2012

La más humana de las artes


La mirada de la medianoche, de Li-Shu Chen
   «¿Cuál es el lugar privilegiado que ocupa la pintura, en nuestra cultura, en nuestra vida expresiva y creadora? Cultura es creación, es decir remedo de la creación divina. ¿Tenía Dios que expresarse cuando se dispuso a crear el universo, las cosas todas, y la luz la primera? La luz, la no-cosa, anterior a todas las cosas que por ella existen; la luz es nuestro medio, el medio de la vida humana. Vivir humanamente es ver y ser visto, es moverse en la visibilidad. El arte de la pintura, mirado así, vendría a ser el arte más definitorio de la condición humana, la más humana de las artes».


(ZAMBRANO, María. Algunos lugares de la pintura. Madrid: Espasa-Calpe, 1989, p. 71).

21 mar 2012

Ver claro

Toda la poesía es luminosa, hasta
la más oscura.
El lector es quien a veces
en lugar de sol, dentro tiene niebla.
Y la niebla nunca deja ver claro.
Si regresa
una y otra vez
y otra vez
a esas sílabas encendidas
le cegará tanta claridad.
Bendito sea quien llegue.


(ANDRADE, Eugénio de. Los surcos de la sed. Madrid: Calambur, 2001, p. 9). 


Hoy es el Día Mundial de la Poesía. En 1999 la UNESCO estableció la necesidad de rendir homenaje a la palabra poética y desde entonces, cada 21 de marzo, coincidiendo con la llegada de la primavera, la poesía está de fiesta.

2 nov 2011

Noviembre

Llega otra vez noviembre, que es el mes que más quiero
porque sé su secreto, porque me da más vida.
La calidad de su aire, que es canción,
casi revelación,
y sus mañanas tan remediadoras,
su ternura codiciosa,
su entrañable soledad.
Y encontrar una calle en una boca,
una casa en un cuerpo mientras, tan caducas,
con esa melodía de la ambición perdida,
caen las castañas y las telarañas.