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14 abr 2014

Una fecha de primavera

   «Con la alegría y la impresión de que algo nuevo y grave era inminente, nos volvimos a Rota. Allí seguimos, tranquilos, trabajando, tumbados en las dunas, recorriendo descalzos las orillas, bien lejos de las preocupaciones electorales que traían hirviendo a toda España.
   Pero de pronto cambió todo. Alguien, desde Madrid, nos llamó por teléfono, gritándonos:
   – ¡Viva la República!
   Era un mediodía rutilante, rutilante de sol. Sobre la página del mar, una fecha de primavera: 14 de abril.

14 abr 2013

A las tres de la tarde de aquel 14 de abril


«El tranvía bajaba desde el Hipódromo bordeando el río de asfalto a la una de la tarde. Apenas algunas personas caminaban con el paso del que va a cumplir un encargo en silencio; no había grupos en los andenes y los cafés de Recoletos y la calle de Alcalá aparecían desiertos; el asfalto como un espejo reflejaba un cielo claro de primavera [...]. Siguió así el ambiente de la ciudad todo ese mediodía. Mas, a la una de la tarde la ciudad salió de su retiro; ya la calle de Alcalá iba llenándose de gentes que se juntaban en pequeños grupos, iban y volvían, revoloteaban, miraban a un lado y a otro, a ver si alguien llegaba, o si hacía su aparición.

14 abr 2012

Aquel 14 de abril

   «Fue tan hermoso como inesperado; salió el día en estado naciente; es decir, nació. Solamente por eso, aunque hubiera nacido otra cosa –hermosa, se entiende–, también ella tendría un inmenso valor (...)
   Pasaban guardias civiles llevados a hombros por el pueblo, por las gentes del pueblo de Madrid, y ellos eran felices. Los rateros se declararon en huelga; no hubo un solo hurto, por pequeño que fuera. Las personas entraban en los bares, donde pedían y pagaban; nadie intentó tomarse ni siquiera un café sin pagar (...)
   Creo yo que era la caridad del día. Pero si esa caridad del día se dio precisamente el 14 de abril, y si lo que nació de ese día naciente fue la República, no puede ser por azar.