Huerto con asno (1918), de Joan Miró |
(THOREAU, Henry David. Walden o la vida en los bosques. Barcelona: Juventud, 2010, p. 203-204).
Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
Huerto con asno (1918), de Joan Miró |
Mujer soñando la evasión (1945), de Joan Miró |
Ahora que todo vuelve: el silencio y la espera,
las palabras que hemos guardado en lugar seguro
todo este julio de viento y nostalgia.
Ahora que todo vuelve: la tibieza del cuerpo
aquietado y dócil bajo las manos amantes
y aquel perderse en las tardes tranquilas,
bosque adentro, por el tapiz crujiente de hojas de pino,
¿no es su valor este esfuerzo cálido y el quererse
con certeza a solas, la dura
voluntad de permanecer, presente y ausente a la vez,
sin pensar que el tiempo es un vacío sin límites?
El oro del azur (1967), de Joan Miró |
Cifrado y constelaciones del amor (1941), de Joan Miró |
Abstracto (1935), de Joan Miró |
Éste es el color de mis sueños (1925), de Joan Miró |
«En 1947, la India se convirtió en un país independiente.
Entonces cambiaron de opinion los grandes diarios hindúes, escritos en inglés, que se habían burlado de Mahatma Gandhi, personajito ridículo, cuando lanzó, en 1930, la marcha de la sal.
El Imperio británico había lanzado una muralla de troncos de cuatro mil seiscientos kilómetros de largo, entre el Himalaya y la costa de Orissa, para impedir el paso de la sal de esta tierra. La libre competencia prohibía la libertad: la India no era libre de consumir su propia sal, aunque era mejor y más barata que la sal importada desde Liverpool.
Vuelo de pájaros, de Joan Miró |
Azul I, de Joan Miró |
Cantante melancólico, de Joan Miró |
Mujer sentada (1960), de Joan Miró |
Música del crepúsculo V, de Joan Miró
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El cielo entreabierto nos devuelve la esperanza, de Joan Miró
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No sólo las mañanas, todas las del verano, no sólo
cómo ellas se transforman en día e irradian desde su comienzo.
No sólo los días, tan tiernos en torno a las flores y, allá arriba,
en torno a los árboles ya formados, fuertes y poderosos.
No sólo la devoción de este despliegue de fuerzas,
no sólo los caminos, no sólo los prados al atardecer,
no sólo, tras la tardía tormenta, el hálito de la claridad,
no sólo el sueño que se acerca, y un presentimiento, antes de
anochecer...
¡sino las noches!, sino las altas noches del verano,
sino las estrellas, las estrellas de la tierra.
¡Oh, estar muerto, algún día, y conocerlas infinitamente,
a todas las estrellas: pues cómo, cómo, sí, cómo olvidarlas! |
El muro del sol, de Joan Miró
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Mensaje a un amigo (1977), de
Joan Miró
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Música del crepúsculo, de Joan Miró
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