Una posición ventajosa (1895), de Lawrence Alma-Tadema |
«El primero que introdujo en Roma gran cantidad
de libros fue Emilio Paulo, después de la derrota de Perseo, rey de los
Macedonios; después de él, Lúculo, como parte del botín del Ponto. Más tarde
César confió a Marco Varrón el encargo de organizar una gran biblioteca. Sin
embargo, Polión fue el primero que abrió en Roma una biblioteca pública,
integrada por obras tanto griegas como latinas; las imágenes de muchos
escritores aparecían expuestas en su atrio, que había adornado con la mayor
magnificencia con obras procedentes de compras de botines».
(Isidoro de
Sevilla, Etimologías, VI, 5).