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5 feb 2024

Alimento de sueños, demencias y desvaríos

«¿Sería ese el amor –el maravilloso desorden, la deliciosa llama– de que hablaba la gente, y el que aparecía evocado a todas horas en un tono de desencanto o de celebración en las canciones, en las novelas, en el cine, y que infectaba por igual el arte y la vida, a los pobres y a los ricos, a los analfabetos y a los sabios? Siempre le había parecido necio y cursi todo ese éxtasis retórico, pero no más que la fe en un dios o en una utopía. Y sin embargo ahora dudaba, se preguntaba si sería verdad que nadie está a salvo de su amenaza (o de su redención, según se mire), si el amor viene porque sí sin pedir permiso, y que todo lo allana a su paso, y que uno no lo elige, como tampoco elige los catarros, el nombre que lleva o la súbita melancolía de un atardecer. Había una expresión. ¿cómo era?, son esos dichos que andan flotando a la deriva en la memoria, restos de algún viejo naufragio, y de los que se alimentan los sueños, las demencias, los inspirados desvaríos de los borrachos. La intrincada red amorosa, eso es. ¿Habría quedado también él atrapado en esa intrincada red?».


(LANDERO, Luis. Absolución. Barcelona: Tusquets, 2012, p. 146).

26 feb 2023

El amor y la vida

Las acomodaciones de los deseos (1929),
de Salvador Dalí

«Y como yo estaba lleno de un amor que andaba todavía un poco bravo por el mundo, todavía un poco errático, girando en torno de la amada pero sin acabar de confundirse y colmarse definitivamente en ella, entonces ocurría que me paraba a contemplar no importa qué, una hierba silvestre o el paso de una nube, y con eso alcanzaba por un instante la intensidad que el amor exigía pero que al mismo tiempo me negaba. Quizá yo empezaba a intuir que así es como la vida nos mueve y nos enreda, y nos fatiga sin desmayo, porque si no alcanzamos lo que anhelamos, el corazón lo perseguirá cada vez con más saña, pero si lo logramos, o creemos lograrlo, añoraremos el anhelo que poníamos en la persecución. ¡Entonces si éramos jóvenes e incansables! Entonces, siempre entonces.

6 sept 2022

El meollo de la vida

El bote blanco (1905) de Joaquín Sorolla.
«Ficciones y delirios son tomados por sólidas verdades mientras que la realidad se nos antoja fabulosa. Si los hombres contemplaran sólo realidades y se sustrajeran al engaño, la vida, comparándola con lo que conocemos, sería como un cuento de hadas, algo digno de Las mil y una noches. Si respetáramos solamente lo que es inevitable y tiene derecho a ser, la música y la poesía resonarían por las calles. Cuando actuamos sin prisas y con prudencia, nos damos cuenta de que sólo lo grande y valioso posee existencia permanente y absoluta y de que las cuitas y placeres vanos no son sino sombra de la realidad. Ello resulta estimulante, sublime. Cerrando los ojos y dormitando, en cambio, dejando que las apariencias les engañen, los hombres establecen y confirman por doquier su vida diaria de rutina y hábito sobre bases puramente ilusorias. Los niños, que juegan a la vida, disciernen su verdadera ley y relaciones con más claridad que los adultos, quienes no logran vivirla dignamente, pero se creen más sabios por su experiencia, es decir, por sus fracasos».


(THOREAU, Henry David. Walden o la vida en los bosques. Barcelona: Juventud, 2010, p. 125).

15 jun 2020

Hay que proseguir el camino

El sembrador (1888),  de Vincent van Gogh
«Mi experiencia me enseñó, por lo menos, que si uno avanza confiado en la elección de sus sueños y se esfuerza por vivir la vida que ha imaginado, tropezará con el éxito menos esperado en su vida corriente. Dejará atrás un gran número de cosas, atravesará una frontera invisible; leyes nuevas, universales y más abiertas empezarán a establecerse dentro y alrededor de su persona; o se ampliarán las viejas, cuya interpretación le favorecerá con más largueza; vivirá en una libertad propia de un orden de seres más elevado. A medida que simplifique su vida, las leyes del universo se le revelarán menos complejas, la soledad dejará de ser soledad; la pobreza, pobreza; la debilidad, debilidad. Si has levantado castillos en el aire, tu trabajo no tiene por qué ser vano; ahí es donde debieran estar. Ponles ahora tus cimientos».

(THOREAU, Henry David. Walden o la vida en los bosques. Barcelona: Juventud, 2010, p. 396).

11 may 2020

Sueños verdaderos

Comfort (1907),  de Edvard Munch

«Todo puede suceder, porque nadie sabe nada, porque la realidad rebasa siempre lo que sabemos de ella; porque ni las cosas ni nuestro saber acerca de ellas está acabado y concluso y porque la verdad no es algo que esté ahí, sino al revés: nuestros sueños, nuestras esperanzas pueden crearla».

(ZAMBRANO, María. Los intelectuales en el drama de España y escritos de la Guerra Civil.  Madrid: Trotta, 1998, p. 245).

20 ago 2018

Los sueños de Helena


El sueño (1937),  de Salvador Dalí
«Aquella noche hacían cola los sueños, queriendo ser soñados, pero Helena no podía soñarlos a todos, no había manera. Uno de los sueños, desconocido, se recomendaba:
   Suéñeme, que le conviene. Suéñeme, que le va a gustar. Hacían cola unos cuantos sueños nuevos, jamás soñados, pero Helena reconocía al sueño bobo, que siempre volvía, ese pesado, y a otros sueños cómicos o sombríos que eran viejos conocidos de sus noches de mucho volar».


(GALEANO, Eduardo.  El libro de los abrazos. 34ª reimp. Madrid: Siglo XXI de España, 2015, p. 30).