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8 oct 2024

Una promesa

Destino (c.a. 1930), de
John Williams Waterhouse


«Uno espera a que llegue algo que con seguridad va a llegar. Nos lo debe el destino. Nuestra juventud es testigo de que recibimos solemnemente esa promesa».


(LANDERO, Luis. El guitarrista. Barcelona: Tusquets, 2002, p. 238).

11 may 2024

¿Dónde está la felicidad?

«Matías esperó a recuperar el tono entre sentimental y pedagógico que le había dado a su discurso. No estaba muy seguro, ni sabía bien cómo explicarlo. La felicidad era una cosa muy extraña. Se le atribuía una existencia legendaria en reinos lejanos como una casa a la orilla de un río o una aldea junto al mar, pero era muy probable que si cualquiera de los dos se encontrara de pronto en ese lugar tan anhelado, diría, bueno, ya estoy aquí, ¿y ahora qué?, y de nuevo se pondría a imaginar otro paraje mágico, igual que aquellos conquistadores que soñaron y gastaron la vida en buscar el Reino de Jauja o la Fuente de la Eterna Juventud.
—No sé, yo creo que la felicidad es una cosa muy sencilla y puede estar en cualquier parte, y no hace falta ir a buscarla lejos».


(LANDERO, Luis. El mágico aprendiz. Barcelona: Tusquets, 1999, p. 132).

5 feb 2024

Alimento de sueños, demencias y desvaríos

«¿Sería ese el amor –el maravilloso desorden, la deliciosa llama– de que hablaba la gente, y el que aparecía evocado a todas horas en un tono de desencanto o de celebración en las canciones, en las novelas, en el cine, y que infectaba por igual el arte y la vida, a los pobres y a los ricos, a los analfabetos y a los sabios? Siempre le había parecido necio y cursi todo ese éxtasis retórico, pero no más que la fe en un dios o en una utopía. Y sin embargo ahora dudaba, se preguntaba si sería verdad que nadie está a salvo de su amenaza (o de su redención, según se mire), si el amor viene porque sí sin pedir permiso, y que todo lo allana a su paso, y que uno no lo elige, como tampoco elige los catarros, el nombre que lleva o la súbita melancolía de un atardecer. Había una expresión. ¿cómo era?, son esos dichos que andan flotando a la deriva en la memoria, restos de algún viejo naufragio, y de los que se alimentan los sueños, las demencias, los inspirados desvaríos de los borrachos. La intrincada red amorosa, eso es. ¿Habría quedado también él atrapado en esa intrincada red?».


(LANDERO, Luis. Absolución. Barcelona: Tusquets, 2012, p. 146).

19 nov 2023

Todo en la vida es negociable

La arquera, de
Max Nonnenbruch
«A lo mejor es que me estoy curando del afán, pensé en algún momento, porque ha sido siempre mi enfermedad crónica, el deseo inagotable, la fiebre y el ansia del futuro, la ambición de querer excederme a mí mismo, y acaso sea verdad que contra ese mal de juventud no hay mejor medicina que los años. Con los años, uno se acomoda a lo que hay, negocia con uno mismo y con el mundo, porque, como bien decía mi padre, todo en la vida es negociable, ahora empiezo a comprenderlo, ahora que empiezo a vivir en el presente sin otra patria que el presente»
.


(LANDERO, Luis. La vida negociable. Barcelona: Tusquets, 2017, p. 285).

7 ago 2023

Esas pequeñas (e imprescindibles) cosas de la vida

«–Supongo que querrás contarme algo –intentó ayudarlo–. ¿Una historia quizá?
–Sí. Es una historia que no ha tenido ocasión de contársela a nadie, ni a Clara, que es a quien tenía que habérsela contado nada más ocurrir, ni a usted, ni a mis padres, ni a los padres de Clara ni a nadie…
–Y ahora vienes a contármela a mí.
–Necesito contársela a alguien y nadie mejor que usted. Me muero por contar esa historia, y porque llegue a los oídos de Clara y alcance su perdón, o al menos, su comprensión y su piedad.

26 feb 2023

El amor y la vida

Las acomodaciones de los deseos (1929),
de Salvador Dalí

«Y como yo estaba lleno de un amor que andaba todavía un poco bravo por el mundo, todavía un poco errático, girando en torno de la amada pero sin acabar de confundirse y colmarse definitivamente en ella, entonces ocurría que me paraba a contemplar no importa qué, una hierba silvestre o el paso de una nube, y con eso alcanzaba por un instante la intensidad que el amor exigía pero que al mismo tiempo me negaba. Quizá yo empezaba a intuir que así es como la vida nos mueve y nos enreda, y nos fatiga sin desmayo, porque si no alcanzamos lo que anhelamos, el corazón lo perseguirá cada vez con más saña, pero si lo logramos, o creemos lograrlo, añoraremos el anhelo que poníamos en la persecución. ¡Entonces si éramos jóvenes e incansables! Entonces, siempre entonces.

27 ene 2023

De noche, en la oficina

De noche, en la oficina (1940), 
de Edward Hopper
«Era jueves. Así que al otro día se sentaron en torno a la mesa, después de apagar las luces altas, pusieron en medio una botella de whisky y cuatro vasos de plástico, Ortega trajo hielo y una limonada para Martínez, pidió permiso para retirarse, y durante un rato bebieron en silencio y oyeron el cuchicheo de la lluvia en el techo de luces. “Bien”, dijo al fin Pacheco, consultando el reloj y poniendo en marcha un magnetófono de bolsillo, “nos hemos reunido aquí, hoy viernes, 27 de enero, a las 23:42, en el despacho de nuestro presidente, para analizar la situación de crisis en que nos encontramos.

10 nov 2022

Las palabras permanecen

«Así que también Aurora tiene una historia que contar. Una historia que ha permanecido como aletargada hasta hoy, esperando un estímulo, una súbita brisa que avive las brasas hasta convertirlas en hoguera. Y ahora ya sabe con certeza que los relatos no son inocentes, no del todo inocentes, y que no es verdad que a las palabras se las lleve tan fácilmente el viento. No es verdad. Todo cuanto se dice queda ya dicho para siempre, y solo con la muerte se consuma por completo el olvido y se logra el silencio, y con él, la paz definitiva».


(LANDERO, Luis. Lluvia fina. Barcelona: Tusquets, 2019, p. 261).

5 jul 2022

La urgencia

«Y aquí me detuve, porque eran tantas las cosas que se me ocurrían (memorizar los nombres de todos los árboles del mundo, de todos los minerales, de las flores, los ríos y las estrellas, jugar al póker, bailar el vals, pilotar un barco, contar viejas historias…), y casi todas tan largas y difíciles de aprender, que necesitaría toda la vida solo para intentarlo. Leer, por ejemplo. Apenas había leído nada y ahora de pronto quería leerlo y abarcarlo todo.

11 ene 2022

Esbozo de caminos

«Gentes así, gentes de paso, yo he conocido a muchas en la vida. A todos nos ocurre. Gente que llega, levanta su tinglado junto al nuestro, iniciamos una relación donde no faltan los planes, las promesas, la presunción de un futuro común, se traban nuestros días en un único nudo de aconteceres, y luego de pronto uno de los dos desaparece para siempre arrastrado por cualquier contingencia y ahí se cierra la historia.

1 sept 2021

Reencuentro laboral

Oficina en una pequeña ciudad (1953), de 
Edward Hopper

«Primer día hábil de septiembre. Pasan cinco minutos de las ocho y ya está cada cual en su puesto: Bernal, Pacheco, Martínez, Matías, Sol y Veguita. Poco antes se han reunido allí mismo, en el espacio despejado de la sala, han ido llegando cada cual por su rumbo y uno tras otro han aportado al grupo su frase de reconocimiento y homenaje: parecen hormigas que cada cual trae su hoja seca, su hierbecita, su brizna de algo para el común sustento del invierno: qué tal todo, ¿por dónde has andado?, aquí estamos de nuevo, qué bien te veo, cómo pasa el tiempo, no somos nadie, parece que fue ayer, y cuando nos demos cuenta otra vez Navidad.

17 ago 2021

De paso y aprisa

«Y pareció que de nuevo aquel hombre le adivinaba el pensamiento porque antes de continuar con su historia, otra noche le dijo:
–Supongo que te habrás preguntado por qué te hablé de algo tan personal y privado a ti, precisamente a ti a quien apenas conozco. A cuento de qué estos desahogos. Pero es que, según mi modo de ver las cosas, tú no eres un desconocido para mí. Es posible incluso que, en cierto modo, te conozca mejor que tú a ti mismo.

4 abr 2021

De bibliotecas y bibliotecarios

«El señor Rodó es bibliotecario –dijo mi madre–. Trabaja en la Biblioteca Nacional.
–¿Has estado alguna vez allí? –me preguntó.
–No –me disculpé.
–Tiene más de tres millones de libros –dijo mi madre–, animándolo a hablar–. Y hay un montón de gatos para los ratones, y cada gato tiene su nombre y consta en nómina, como un empleado más.