Mostrando entradas con la etiqueta M.C. Escher. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta M.C. Escher. Mostrar todas las entradas

22 sept 2021

La Biblioteca de Babel

Babel, de M.C. Escher

«En el zag
uán hay un espejo que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo fuera realmente ¿a qué se debe esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito...».


(BORGES, Jorge Luis. Narraciones. 9ª ed.  Madrid: Cátedra, 1994, p. 106).

31 jul 2021

Una oportunidad

Development-II- (1939), de M.C. Escher
«–¿La epidemia avanza?–preguntó Rambert.
Rieux dijo que no y que incluso la curva de las estadísticas subía menos deprisa. Lo que pasaba era, simplemente, que los medios de lucha contra la peste eran insuficientes.
–Nos falta material –decía–. En todos los ejércitos del mundo se reemplaza el material con hombres, pero a nosotros nos faltan hombres también.
–Han venido de fuera médicos y personal sanitario.
–Sí –dijo Rieux–. Diez médicos y un centenar de hombres es mucho, aparentemente, pero es apenas bastante para el estado actual de la enfermedad. Si la epidemia se extiende, serían insuficientes.

1 abr 2020

El silencio de la peste


Blowball  (1943),  de M.C. Escher
«El doctor seguía mirando por la ventana. De un lado del cristal el fresco cielo de la primavera y del otro lado la palabra que todavía resonaba en la habitación: la peste. La palabra no contenía sólo lo que la ciencia quería poner en ella, sino una larga serie de imágenes extraordinarias que no concordaban con esta ciudad amarilla y gris, moderadamente animada a aquella hora, más que zumbadora y ruidosa; feliz, en suma, si es posible que algo sea feliz y apagado. Una tranquilidad tan pacífica y tan indiferente negaba casi sin esfuerzo las antiguas imágenes de la plaga. 
Atenas apestada y abandonada por los pájaros, las ciudades chinas cuajadas de agonizantes silenciosos, los presidiarios de Marsella apilando en los hoyos los cuerpos que caían, la construcción en Provenza del gran muro que debía detener el viento furioso de la peste.

7 ene 2020

El avariento y el envidioso


Circle Limit III  (1959),  de M.C. Escher
«Dos hombres, de los cuales uno era muy avariento y el otro muy envidioso, rogaban a Júpiter que les satisfaciera sus anhelos. Envió el padre de los dioses a Apolo para que se enterase de sus deseos, pero con la condición de que uno de ellos pidiera el primero para que el segundo recibiese doble de lo que hubiese pedido. Oyendo esto el avariento, quiso que pidiese primero el envidioso, para tener el doble de las riquezas que supuso pediría, pero viendo el envidioso que siendo el primero en pedir recibiría el avariento el doble que él, pidió con toda mala intención que le sacasen un ojo para que al avariento tuviesen que sacarle los dos».

Insaciable es la avaricia, pero la envidia aún es peor. El envidioso, con tal de causar daño a otro, se sacrifica a sí mismo.


(ESOPO. Fábulas. [San Salvador?: s.n., s.a., p. 70).

13 feb 2018

La mal llamada "sociedad libre"


Bond of union  (1956),  de M.C. Escher
«Ni los nacionalismos agresivos ni los excesos del mercado agotan la nómina de los males que nos afligen. Nos sentimos orgullosos, con razón, de nuestras libertades, entre ellas la de opinión. Pero ¿para qué sirven hoy nuestros poderosos medios de publicidad si no es para propagar y predicar un chato conformismo? Para Goethe la lectura de los periódicos era un rito; medio siglo después, para Baudelaire, era una abominación, una mancha que había que lavar con una ablución espiritual.

23 mar 2017

El Avaro y el Ángel de la Muerte


Concentrics rinds II  (1953),  de M.C. Escher
«Un avaro había acumulado, con grandes esfuerzos como mercader y prestamista, trescientos mil dinares. Tenía parcelas, edificios y toda clase de riquezas.
   Entonces decidió que pasaría un año gozando, viviendo confortablemente, para luego decidir cuál sería su futuro.
   Pero tan pronto dejó de acumular dinero, se le apareció el Ángel de la Muerte para quitarle la vida.
   El avaro trató por medio de todos los argumentos posibles disuadir al Ángel, quien, sin embargo, no transigía. Entonces el hombre dijo:
   “Dame tan sólo tres días y te daré una tercera parte de toda mi fortuna”.
   El Ángel no aceptó, y volvió a tirar de la vida del avaro para quitársela.

8 abr 2015

Libertad


Concentrics rinds I  (1953),  de M.C. Escher
«Pues el hombre está sometido en principio a la libertad y al tiempo. A la libertad porque como dice la Razón Vital: «Somos necesariamente libres». Y al tiempo, porque es el medio de la vida. Mas no basta ser necesariamente algo para serlo como se debe. Se es libre aunque no se quiera, cierto es y aunque no se sepa. Mas no es la misma libertad la del que se sabe que la tiene, ni la del que sabe tenerla».

(ZAMBRANO, María. Persona y democracia. 2ª ed. Madrid: Siruela, 2004, p. 114).

18 sept 2014

La arboleda perdida

Drawing hands (1948),  de M.C. Escher
«¡Qué lentitud la mía! Tanto o más que un poema me cuesta una simple página en prosa. Todo me sale demasiado rítmico. Batallo porque no sea así. Corrijo, deformo una frase para que no haga verso. La leo lentamente. Y entonces no me gusta. ¿Qué hacer? Seguiré esta Arboleda como hasta ahora. Me perdono el delito de perderme en sus ramas, dejando el mismo soplo musical, métrico, saltarín, que las viene moviendo desde el primer capítulo».


(ALBERTI, Rafael. La arboleda perdida: libros I y II de memorias.  1ª ed., 6ª reimp. Barcelona: Seix Barral, 1981, p. 195).

27 jul 2014

Fuente

Simmetry 3,  de M.C. Escher
La ciudad sigue en pie.
Tiembla en la luz, hermosa.
Se posa el sol en su diestra pacífica.
Son más altos, más blancos los chorros de las fuentes.
Todo se pone en pie para caer mejor.
Y el caído bajo el hacha de su propio delirio se levanta.
Malherido, de su frente hendida brota un último pájaro.
Es el doble de sí mismo,
el joven que cada cien años vuelve a decir unas
            palabras, siempre las mismas,
la columna transparente que un instante se oscurece
            y otro centellea,
según avanza la veloz escritura del destino.
En el centro de la plaza la rota cabeza del poeta
            es una fuente.
La fuente canta para todos.


(PAZ, Octavio. La estación violenta. 1ª ed., 10ª reimp. México: Fondo de Cultura Económica, 2013, p. 21-22).


24 nov 2013

El despertar de la palabra

Moebius Strip I  (1961),  de M.C. Escher
«Indecisa, apenas articulada, se despierta la palabra. No parece que vaya a orientarse nunca en el espacio humano, que va tomando posesión del ser que despierta lenta o instantáneamente. Pues que si el despertar se da en un instante, el espacio le acomete como si ahí le hubiese estado aguardando para definirle, para hacerle saber que es un ser humano sin más. Mientras el fluir temporal, en retraso siempre, se queda apegado al ser que despierta envuelto en su tiempo, en un tiempo suyo que guarda todavía sin entregarlo, el tiempo en el que ha estado depositado confiadamente.

13 sept 2012

Svidrigáilov


Spirals  (1953)de M.C. Escher
   «Raskólnikov no había tenido tiempo de abrir los ojos del todo y volvió a cerrarlos un instante. Estaba acostado sobre la espalda y no se movió. “¿Continúo soñando?”, pensó. Y volvió a levantar las pestañas, insensiblemente, para mirar; el desconocido seguía de pie en el mismo sitio y no había dejado de contemplarle. De pronto, aquel hombre cruzó el umbral con cautela, cerró la puerta tras él, con sumo cuidado, se acercó a la mesa, esperó un minuto, poco más o menos –mientras tanto no apartó la vista de Raskólnikov–, y sin hacer ruido, se sentó en la silla, junto al sofá; dejó el sombrero en el suelo, a su lado; se apoyó con ambas manos en el bastón y posó la barbilla en las manos.

3 may 2012

Del leer y del escribir


Spher Spirals (1958)de M.C. Escher
   «La lectura, por otra parte, alimenta el espíritu y le permite descansar del verdadero estudio. No es bueno limitarse a escribir, como no es conveniente contentarse con leer; lo primero cansa y agota las fuerzas; lo segundo las disuelve y diluye. Es preciso que ambos ejercicios alternen combinados, sirviendo de correctivo el uno al otro. Lo que de la lectura ha recogido, se utiliza en la composición. Debemos imitar en esto a las abejas, que solamente chupan de las flores a propósito para formar la miel.

8 mar 2012

Ventana sobre la palabra

Rind (1955)de M.C. Escher
   «Magda recorta palabras de los diarios, palabras de todos los tamaños, y las guarda en cajas. En cajas rojas las palabras furiosas. En caja verde, las palabras amantes. En caja azul, las neutrales. En caja amarilla, las tristes. Y en caja transparente guarda las palabras que tienen magia.
   A veces, ella abre las cajas y las pone boca abajo sobre la mesa, para que las palabras se mezclen como quieran. Entonces, las palabras le cuentan lo que ocurre y le anuncian lo que ocurrirá».


(GALEANO, Eduardo.  Mujeres. Madrid: Alianza Editorial, 1995, p. 5).

12 feb 2012

Percepciones

«Con la nariz puesta directamente encima de las cosas más pequeñas se ve toda su belleza y toda su simplicidad pero, cuando se comienza a dibujar, sólo entonces se comprende lo terriblemente compleja e informe que es la belleza en realidad».

M.C. Escher




Estas cuatro percepciones de un mismo objeto son obra de la pintora taiwanesa Li-Shu Chen.