«Ganesha es panzón, por lo mucho que le gustan los caramelos, y tiene orejas y trompa de elefante. Pero escribe con manos de gente.
Él es maestro de iniciaciones, el que ayuda
a que la gente empiece sus obras. Sin él, nada en la India tendría comienzo. En
el arte de la escritura, y en todo lo demás, el comienzo es lo más importante.
Cualquier principio es un grandioso momento de la vida, enseña Ganesha, y las
primeras palabras de una carta o de un libro son tan fundadoras como los primeros
ladrillos de una casa o de un templo».
(GALEANO, Eduardo. Espejos
: una historia casi universal. México: Siglo XXI, 2008,
p.16).