Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
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1 oct 2023
29 ago 2023
Colores
«El poema del mar quedó, de momento, inconcluso, pero aquel año acudí a la visita vestida de azul, para que viera el color… Los versos que le llevaba, sin embargo, tenían tonos rojos –como la carta, como el mensaje– y también verdes; eran carnales y dramáticos. Sólo del amor podría aún brotar aquí la felicidad, si la felicidad no fuera pasión, había escrito él.
21 oct 2022
Mar en otoño
El embravecido sonidode las olas en otoño
He caminado de la mañana a la noche.
(SANTÔKA, Taneda. Saborear el agua: 100 haikus de un monje zen. Madrid: Hiperión, 2004, p. 55).
24 ago 2022
Mar a mediodía
En este respirarme
en la amplitud del día,
¿qué es música, qué aliento?
(GALLEGO, Vicente. Saber de grillos. Madrid: Visor Libros, 2015, p. 37).
(GALLEGO, Vicente. Saber de grillos. Madrid: Visor Libros, 2015, p. 37).
12 jul 2020
Verano 1966
Azul I, de Joan Miró |
Cuando me extiendo
junto al mar,
existe el agua y su
palpitación
y un cielo azul cuya
profundidad
es demasiado grande
para mí.
Sentir el mar, su
lentitud viviente,
es la magnificiencia y
el olvido,
pero sentir la vida de
los camaradas
es ser el camarada de
uno mismo.
El cielo inmóvil tiene
su razón, lo sé,
pero la razón que hay
en nosotros
existirá aún cuando
este cielo
haya sido borrado por
el viento y el frío.
(GAMONEDA, Antonio. Blues castellano. Barcelona: Plaza & Janés, 1999, p. 46).
24 may 2019
Recuerdos de una infancia
«Mas
no vayamos demasiado aprisa: rodaríamos sin querer por la cuesta que nos
devuelve al presente. Contemplemos más bien ese mundo en donde el hombre no
estorba todavía, esas pocas leguas de bosque cortado por algunas landas, que se
extienden casi sin interrupción desde Portugal hasta Noruega, desde las dunas
hasta las futuras estepas rusas. Recreemos dentro de nosotros ese océano verde –no
inmóvil, como lo son las tres cuartas partes de nuestras reconstrucciones del
pasado–, sino moviéndose y cambiando en el transcurso de las horas, de los días
y de las estaciones, que fluyen sin haber sido computados por nuestros
calendarios ni por nuestros relojes. Contemplemos cómo enrojecen en otoño los
árboles de hoja caduca, y cómo mecen los abetos en primavera sus hojas
recientes, cubiertas aún de una delgada cápsula parda. Bañémonos en ese
silencio casi virgen de ruidos de voces y herramientas humanas, sólo
interrumpido por los cantos de los pájaros o su llamada de aviso cuando algún enemigo,
ardilla o comadreja, se acerca; el zumbido de miríadas de mosquitos, a un mismo
tiempo depredadores y presas; el gruñido de un oso que busca un panal de miel
en la hendidura de un árbol, mientras las abejas lo defienden zumbando, o
asimismo el estertor de un ciervo atacado por un lobo cerval.
14 sept 2018
La voz
Moonlight (1874), de Homer Winslow |
«El doctor Henke alzó impaciente la cabeza y
buscó los ojos del amigo. Él no tenía ningún sentido para la poesía, pero
casualmente se le ocurrió que aquellos ojos con su profundidad cambiante y su
brillo misterioso e inesperado tenían algo de la naturaleza del mar. Sonrió
irónicamente y gruñó:
–Dime por lo que más quieras
cómo se te ha ocurrido esa idea.
18 ago 2017
Metodología de una autobiografía
«Hay cosas que uno debe apresurarse a contar
antes de que nadie le pregunte.
Cuando, después de mucho torturar el
párrafo, Luys Forest lo dio finalmente por bueno, advirtió que no llevaba
agenda ni bolígrafo. Prosiguió su paseo por la playa cojeando levemente,
golpeando conchas con el bastón, tras el perro ansioso que husmeaba
corrupciones. En la concavidad vertiginosa de las olas que avanzaban hasta
desplomarse, giraban algas muertas y el último reflejo del poniente.
27 jul 2016
Meditación creadora
«Cuando abro mis ojos hacia el mundo externo, me siento como una gota en el mar, pero cuando cierro mis ojos y miro dentro, veo a todo el universo como una burbuja en el océano de mi corazón».
(ANAGARIKA GOVINDA, Lama. Meditación creadora y consciencia multidimensional. Buenos Aires: Kier,
1987, p. 68).
3 ene 2016
En la luz a plomo
Si las manos pudiesen (las tuyas,
las mías) rasgar la niebla,
entrar en la luz a plomo.
Si la voz llegara. No una cualquiera:
la tuya, y en la mañana volara.
Y de júbilo cantase.
Con tus manos, y las mías,
pudiera entrar en el azul, cualquier
azul: el del mar,
el del cielo, el de la vulgar canción
del agua corriente. Y con ellas ascendiera.
(El ave, las manos, la voz).
Y fueran llama. Casi.
(ANDRADE, Eugénio de. Los surcos de la sed. Madrid: Calambur, 2001, p. 91).
14 ago 2014
Evaluación diaria
«Hermosa costumbre la de hacer cada día un examen de
todas nuestras acciones. ¡Qué tranquila se nos queda el alma cuando ha recibido
su parte de elogio o de censura, siendo censor ella misma que, contra sí misma,
informa secretamente! Ésa es mi regla: diariamente me cito a comparecer ante mi
tribunal. En cuanto se queda a oscuras mi aposento y mi mujer, que sabe mi
costumbre, guarda silencio por respeto al mío, comienzo la inspección de la
jornada entera, pienso en todos mis actos, repaso mis discursos. No disfrazo,
no adultero nada, no olvido cosa alguna. ¿Qué puedo temer del reconocimiento de
mis faltas cuando puedo decirme: no vuelvas a hacerlo, por esta vez te
perdono? Y reconozco la actitud que he
puesto en algunas discusiones; la inutilidad de discutir con la ignorancia, que
nada quiere aprender porque nada ha aprendido; las advertencias importunas que
no he debido hacer, pues no he corregido y he molestado. Y me digo: ten cuidado
otra vez, teniendo en cuenta más que la bondad de tus consejos el estado de
ánimo del que tal vez no esté en disposición de resistir la verdad».
(SÉNECA, Lucio Anneo. Tratados filosóficos; Cartas. 8ª
ed. México: Porrúa, 2003, p. 64).
2 jul 2014
10 feb 2014
30 jul 2012
Otros ritmos, otros modos
lo que me duele desde la cintura hasta
los zapatos.
Sol de finales de julio
o de agosto a plomo: finas
agujas de acero.
Es el sol de estos días, que brilla
entre las hojas.
Bebiendo mi agua.
Pegado a mi piel.
Es de otro territorio, de otro arenal.
Tiene otros ritmos, otros modos,
otra lentitud para roer
la cal, morderme los ojos.
Hasta cuando ciega canta al arder.
(ANDRADE, Eugénio
de. Los surcos de la sed. Madrid:
Calambur, 2001, p. 33).
13 oct 2011
Se canta al mar
(...)
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo
lejos
Hacia un país sin nombre
navegaba,
Como quien reza una oración me
dijo
Con voz que tengo en el oído
intacta:
“Éste es, muchacho, el mar”. El
mar sereno,
El mar que baña de cristal la
patria.