«Entre semana, Matilda se quedaba en casa sola casi todas las tardes. Su hermano, cinco años mayor que ella, iba a la escuela. Su padre iba a trabajar y su madre se marchaba a jugar al bingo a un pueblo situado a ocho millas de allí. La señora Wormwood era una viciosa del bingo y jugaba cinco tardes a la semana. La tarde del día en que su padre se negó a comprarle un libro, Matilda salió sola y se dirigió a la biblioteca pública del pueblo.
Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
Mostrando entradas con la etiqueta Bibliotecas públicas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bibliotecas públicas. Mostrar todas las entradas
24 oct 2024
2 abr 2024
Las lecturas de Matilda
«La clase había comenzado ya a congeniar con la señorita Honey, aunque ella apenas se había fijado en ninguno de ellos, a excepción de Matilda.
— ¿Quién te ha enseñado a leer, Matilda? —preguntó.
— He aprendido sola, señorita Honey.
— ¿Y has leído libros tú sola? Me refiero a libros para niños.
— He leído todos los que hay en la biblioteca pública de la calle Mayor, señorita Honey.
— ¿Quién te ha enseñado a leer, Matilda? —preguntó.
— He aprendido sola, señorita Honey.
— ¿Y has leído libros tú sola? Me refiero a libros para niños.
— He leído todos los que hay en la biblioteca pública de la calle Mayor, señorita Honey.
24 oct 2021
24 oct 2017
27 oct 2016
2 jul 2014
23 abr 2014
2 dic 2012
Las Biblioparadas
27 oct 2012
24 oct 2012
La Biblioteca Pública de Kansas City
Fachada
de la Biblioteca Pública de la ciudad de Kansas (Estados Unidos)
|
En 2004, en la remodelación de esta biblioteca, sus diseñadores tuvieron la brillante idea de decorar la fachada del aparcamiento exterior con los lomos (gigantes, por supuesto) de 22 de las obras más representativas de la literatura universal, sugeridas primero por los lectores de la misma biblioteca de Kansas City, y luego seleccionadas por el equipo de dirección de la biblioteca.
3 mar 2012
La librería (y también biblioteca) de Florence
«–¡Alguien
trae un envío para usted! –gritó Wally desde la bici, con un pie en el suelo–.
Preguntó dos veces cuál era el camino, una en la gasolinera y otra en la
vicaría. Ahora tiene problemas para dar la vuelta. Está intentando hacerlo en
una sola maniobra, para cruzar directamente y venir por la parte de atrás.
Con el
tiempo, esta furgoneta en concreto, elegante con su pintura roja y crema, se
convertiría en la más conocida de Hardborough. Era la furgoneta de Brompton’s,
la tienda de Londres que ofrecía servicio de biblioteca a libreros de
provincias, sin importar lo lejos que estuvieran. A petición de Florence, le
habían traído los primeros volúmenes, y ella tenía que firmar un compromiso y
leer las condiciones que proponía Brompton’s.
Éstas
parecían más una filosofía moral o las leyes de un Estado ideal, que la
expresión de una transacción económica.
18 feb 2012
Sólo la cultura da libertad
Cartel de
fomento de la lectura durante
la II
República y la Guerra Civil
|
24 oct 2011
Hoy no es un día cualquiera
«El policía salió
precipitadamente de la biblioteca haciendo crujir el suelo con sus pesadas
botas. La señorita Laburnum se dirigió al estante de la letra “B” y bajó al
Bandido-Jefe.
- Bien, ahora dígame ¿qué ha venido
hacer aquí? – interrogó con severidad la bibliotecaria. Pero a pesar de su
tono, no engañó al Bandido-Jefe. Sabía, en realidad, que ella estaba muy
contenta de volver a verle.
- Verá, señorita Laburnum, el caso
es que mis hombres parecen muy inquietos. Desde que usted les leía aquellos
cuentos no han vuelto a sentirse contentos después de cenar. Antes solíamos
sentarnos alrededor del fuego, cantábamos canciones de bandidos y disfrutábamos
con nuestro humor grosero. Pero ahora han perdido el gusto. Quieren oír historias
de Alicia, La isla del tesoro, de reyes y payasos. Por eso venía hacerme socio
de la biblioteca y llevarme algunos libros. ¿Qué debo hacer? No me atrevo a
regresar sin libros, pero ese policía puede regresar en cualquier momento. ¿No
se enfadará con usted cuando descubra que me he marchado?
- Eso tiene fácil arreglo – dijo la
bibliotecaria sonriendo-. ¿Cuál es su número? ¡Ah, sí! Bien, cuando el policía
vuelva le diré que otra persona se lo ha llevado prestado, y será cierto porque
yo le llevo prestado a usted. El Bandido-Jefe dirigió una elocuente mirada a la
señorita Laburnum.
12 sept 2011
7 sept 2011
¿Quién fue Gayo Asinio Polión?
Una posición ventajosa (1895), de Lawrence Alma-Tadema |
«El primero que introdujo en Roma gran cantidad
de libros fue Emilio Paulo, después de la derrota de Perseo, rey de los
Macedonios; después de él, Lúculo, como parte del botín del Ponto. Más tarde
César confió a Marco Varrón el encargo de organizar una gran biblioteca. Sin
embargo, Polión fue el primero que abrió en Roma una biblioteca pública,
integrada por obras tanto griegas como latinas; las imágenes de muchos
escritores aparecían expuestas en su atrio, que había adornado con la mayor
magnificencia con obras procedentes de compras de botines».
(Isidoro de
Sevilla, Etimologías, VI, 5).