Mostrando entradas con la etiqueta Bibliotecas públicas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bibliotecas públicas. Mostrar todas las entradas

24 oct 2024

Primera visita a la biblioteca

«Entre semana, Matilda se quedaba en casa sola casi todas las tardes. Su hermano, cinco años mayor que ella, iba a la escuela. Su padre iba a trabajar y su madre se marchaba a jugar al bingo a un pueblo situado a ocho millas de allí. La señora Wormwood era una viciosa del bingo y jugaba cinco tardes a la semana. La tarde del día en que su padre se negó a comprarle un libro, Matilda salió sola y se dirigió a la biblioteca pública del pueblo.

2 abr 2024

Las lecturas de Matilda

«La clase había comenzado ya a congeniar con la señorita Honey, aunque ella apenas se había fijado en ninguno de ellos, a excepción de Matilda.
— ¿Quién te ha enseñado a leer, Matilda? —preguntó.
— He aprendido sola, señorita Honey.
— ¿Y has leído libros tú sola? Me refiero a libros para niños.
— He leído todos los que hay en la biblioteca pública de la calle Mayor, señorita Honey.

2 dic 2012

Las Biblioparadas


En la ciudad de Bogotá (Colombia) se lleva a cabo esta iniciativa que  consiste en la ubicación de pequeñas bibliotecas en las paradas del autobus, para que los libros estén al alcance de toda aquella persona que espera pacientemente el transporte público.

24 oct 2012

La Biblioteca Pública de Kansas City


Fachada de la Biblioteca Pública de la ciudad de Kansas (Estados Unidos)
La Biblioteca Pública es una institución clave de la ciudad norteamericana de Kansas, en el Estado de Missouri. Y su decoración exterior es un referente en el diseño de edificios bibliotecarios que invitan a acudir a ellos.

En 2004, en la remodelación de esta biblioteca, sus diseñadores tuvieron la brillante idea de decorar la fachada del aparcamiento exterior con los lomos (gigantes, por supuesto) de 22 de las obras más representativas de la literatura universal, sugeridas primero por los lectores de la misma biblioteca de Kansas City, y luego seleccionadas por el equipo de dirección de la biblioteca.

3 mar 2012

La librería (y también biblioteca) de Florence


    «–¡Alguien trae un envío para usted! –gritó Wally desde la bici, con un pie en el suelo–. Preguntó dos veces cuál era el camino, una en la gasolinera y otra en la vicaría. Ahora tiene problemas para dar la vuelta. Está intentando hacerlo en una sola maniobra, para cruzar directamente y venir por la parte de atrás.
   Con el tiempo, esta furgoneta en concreto, elegante con su pintura roja y crema, se convertiría en la más conocida de Hardborough. Era la furgoneta de Brompton’s, la tienda de Londres que ofrecía servicio de biblioteca a libreros de provincias, sin importar lo lejos que estuvieran. A petición de Florence, le habían traído los primeros volúmenes, y ella tenía que firmar un compromiso y leer las condiciones que proponía Brompton’s.
   Éstas parecían más una filosofía moral o las leyes de un Estado ideal, que la expresión de una transacción económica.

18 feb 2012

Sólo la cultura da libertad


     Cartel de fomento de la lectura durante
            la II República y la Guerra Civil
   «La libertad no es un estado sino un proceso; sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe. Sólo la cultura da libertad. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamientos. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura. Sólo la imposición de la cultura lo hará dueño de sí mismo, que es en lo que la democracia estriba».


(UNAMUNO, Miguel de. Pensamiento político. Madrid: Tecnos, 1965, p. 213).


24 oct 2011

Hoy no es un día cualquiera


   «El policía salió precipitadamente de la biblioteca haciendo crujir el suelo con sus pesadas botas. La señorita Laburnum se dirigió al estante de la letra “B” y bajó al Bandido-Jefe.

  - Bien, ahora dígame ¿qué ha venido hacer aquí? – interrogó con severidad la bibliotecaria. Pero a pesar de su tono, no engañó al Bandido-Jefe. Sabía, en realidad, que ella estaba muy contenta de volver a verle.

  - Verá, señorita Laburnum, el caso es que mis hombres parecen muy inquietos. Desde que usted les leía aquellos cuentos no han vuelto a sentirse contentos después de cenar. Antes solíamos sentarnos alrededor del fuego, cantábamos canciones de bandidos y disfrutábamos con nuestro humor grosero. Pero ahora han perdido el gusto. Quieren oír historias de Alicia, La isla del tesoro, de reyes y payasos. Por eso venía hacerme socio de la biblioteca y llevarme algunos libros. ¿Qué debo hacer? No me atrevo a regresar sin libros, pero ese policía puede regresar en cualquier momento. ¿No se enfadará con usted cuando descubra que me he marchado?

  - Eso tiene fácil arreglo – dijo la bibliotecaria sonriendo-. ¿Cuál es su número? ¡Ah, sí! Bien, cuando el policía vuelva le diré que otra persona se lo ha llevado prestado, y será cierto porque yo le llevo prestado a usted. El Bandido-Jefe dirigió una elocuente mirada a la señorita Laburnum.

7 sept 2011

¿Quién fue Gayo Asinio Polión?

Una posición ventajosa (1895),
de Lawrence Alma-Tadema
   «El primero que introdujo en Roma gran cantidad de libros fue Emilio Paulo, después de la derrota de Perseo, rey de los Macedonios; después de él, Lúculo, como parte del botín del Ponto. Más tarde César confió a Marco Varrón el encargo de organizar una gran biblioteca. Sin embargo, Polión fue el primero que abrió en Roma una biblioteca pública, integrada por obras tanto griegas como latinas; las imágenes de muchos escritores aparecían expuestas en su atrio, que había adornado con la mayor magnificencia con obras procedentes de compras de botines».


(Isidoro de Sevilla, Etimologías, VI, 5).