Cupido, Venus y las pasiones del amor, de Agnolo Bronzino
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«No
nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de
su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos,
voces del dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de
raro, porque nacer es un alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en
Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos
nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero
grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace».
(GALEANO, Eduardo. Mujeres. Madrid: Alianza Editorial, 1995, p. 20).