30 abr 2015

Escribir sí


«Ganesha es panzón, por lo mucho que le gustan los caramelos, y tiene orejas y trompa de elefante. Pero escribe con manos de gente.
Él es maestro de iniciaciones, el que ayuda a que la gente empiece sus obras. Sin él, nada en la India tendría comienzo. En el arte de la escritura, y en todo lo demás, el comienzo es lo más importante. Cualquier principio es un grandioso momento de la vida, enseña Ganesha, y las primeras palabras de una carta o de un libro son tan fundadoras como los primeros ladrillos de una casa o de un templo».


(GALEANO, Eduardo.  Espejos : una historia casi universal. México: Siglo XXI, 2008, p.16).

26 abr 2015

¿No hay salida?

Luna verde (1972), de Joan Miró
En duermevela oigo correr entre bultos adormilados
y ceñudos un incesante río.
Es la catarata negra y blanca, las voces , las risas,
los gemidos del mundo confuso, despeñándose.
Y mi pensamiento que galopa y galopa y no avanza,
también cae y se levanta.
y vuelve a despeñarse en las aguas estancadas del lenguaje.

23 abr 2015

Dos clases de libros

«Pero quizá diréis que las personas vivas hablan de cosas actuales y que tienen un interés inmediato para vosotros, y por eso es por lo que deseáis oírlas. No; no puede ser así, porque las mismas personas vivas os hablarán de las cosas actuales mucho mejor en sus escritos que en sus conversaciones descuidadas. Aun admito que este motivo influya en vosotros al preferir esos escritos efímeros y rápidos a los lentos y duraderos – a los libros, propiamente dichos.

8 abr 2015

Libertad


Concentrics rinds I  (1953),  de M.C. Escher
«Pues el hombre está sometido en principio a la libertad y al tiempo. A la libertad porque como dice la Razón Vital: «Somos necesariamente libres». Y al tiempo, porque es el medio de la vida. Mas no basta ser necesariamente algo para serlo como se debe. Se es libre aunque no se quiera, cierto es y aunque no se sepa. Mas no es la misma libertad la del que se sabe que la tiene, ni la del que sabe tenerla».

(ZAMBRANO, María. Persona y democracia. 2ª ed. Madrid: Siruela, 2004, p. 114).

5 abr 2015

El destino del libro

Librería Lello&Irmao,
en Oporto (Portugal)
«–Este lugar es un misterio, Daniel, un santuario. Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte. Hace ya muchos años, cuando mi padre me trajo por primera vez aquí, este lugar ya era viejo. Quizá tan viejo como la misma ciudad. Nadie sabe a ciencia cierta desde cuándo existe, o quiénes lo crearon. Te diré lo que mi padre me dijo a mí. Cuando una biblioteca desaparece, cuando una librería cierra sus puertas, cuando un libro se pierde en el olvido, los que conocemos este lugar, los guardianes, nos aseguramos de que llegue aquí. En este lugar, los libros que ya nadie recuerda, los libros que se han perdido en el tiempo, viven para siempre, esperando llegar algún día a las manos de un nuevo lector, de un nuevo espíritu.