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8 sept 2021

La lectura en la infancia


La lectura (1932),  de Pablo Picasso
«No hay quizás días de nuestra infancia que hayamos vivido tan plenamente como los que hemos creído pasar sin vivirlos, aquellos que hemos pasado con un libro preferido. ¿Quién no recuerda como yo esas lecturas hechas en tiempo de vacaciones, que íbamos a esconder sucesivamente en todas esas horas del día que eran bastante apacibles e inviolables para poder darles asilo? Por la mañana, al volver del parque, cuando todos se habían marchado a dar un paseo, yo me metía en el comedor, donde, hasta la hora todavía lejana de la comida, no entraría nadie más que la vieja Felicia, relativamente silenciosa, y donde no tendría por compañeros, muy respetuosos con la lectura, sino los platos pintados que estaban colgados en la pared, el calendario, cuya hoja del día anterior había sido arrancada recientemente, el reloj de péndulo y el fuego, que hablan sin pedir que se les conteste y cuyas dulces frases vacías de sentido no vienen como las de los hombres, a sustituir, con uno diferente, el de las palabras que leéis».


(RUSKIN, John. Sésamo y lirios: ensayos sociales. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1950, p. 9-10).

23 abr 2018

La luz del libro


La lectora (2),  de Jean Jacques Henner
«Un libro es, esencialmente, no una cosa hablada, sino una cosa escrita; y escrita, no con el propósito de mera comunicación, sino de permanencia. El libro de conversación se imprime sólo porque su autor no puede hablar a miles de personas a la vez; si pudiera hacerlo, lo haría: el volumen es una mera multiplicación de su voz. No podemos hablar con nuestro amigo de la India; si pudiéramos, lo haríamos; en lugar de ello, escribimos: esto es mero vehículo de la voz. Pero un libro se escribe, no para multiplicar la voz meramente, ni para transportarla, sino para perpetuarla. El autor tiene algo que decir, que ve que es útil y verdadero, o bellamente útil. Hasta donde llegan sus noticias, sabe que nadie lo ha dicho aún; hasta donde alcanzan sus conocimientos, sabe que nadie puede decirlo.

23 abr 2015

Dos clases de libros

«Pero quizá diréis que las personas vivas hablan de cosas actuales y que tienen un interés inmediato para vosotros, y por eso es por lo que deseáis oírlas. No; no puede ser así, porque las mismas personas vivas os hablarán de las cosas actuales mucho mejor en sus escritos que en sus conversaciones descuidadas. Aun admito que este motivo influya en vosotros al preferir esos escritos efímeros y rápidos a los lentos y duraderos – a los libros, propiamente dichos.

29 abr 2014

El valor de un libro

«No se debe leer sino lo verdaderamente valioso y, además, es preferible leer poco y muy bien, a leer mucho: Un libro no vale gran cosa si no vale mucho, y sólo es provechoso una vez que ha sido leído y releído, y amado y vuelto a amar. Pero ¿cómo hacer esa selección necesaria y salvadora? Ése es el problema, pero habrá que resolverlo. O leer y no vivir, o vivir y no leer. Pero es preciso –para muchos–, vivir y leer».

(RUSKIN, John. Sésamo y lirios: ensayos sociales. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1950, p. 10-11).