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4 may 2022

Ngong: al suroeste cerca de Nairobi, en el sur de Kenia

Colinas del Ngong, al suroeste cerca de Nairobi, en el sur de Kenia.

«Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El ecuador atravesaba aquellas tierras a un centenar de millas al norte, y la granja se asentaba a una altura de unos seis mil pies. Durante el día te sentías a una gran altitud, cerca del sol, las primeras horas de la mañana y las tardes eran límpidas y sosegadas y las noches frías».


(DINESEN, Isak. Memorias de África. Madrid: Alfaguara, 1994, p. 19).

11 jun 2021

Msabu


«Farah entró a mi servicio en Aden, en 1913, antes de la Primera Guerra Mundial. Por espacio de casi dieciocho años se cuidó de mi casa, mis cuadras y mis safaris. Hablaba con Farah tanto de mis preocupaciones como de mis éxitos, y no había cosa que yo hiciera o pensara de la que él no estuviera al corriente. Cuando tuve que dejar la granja y abandonar África, Farah vino a Mombasa para decirme adiós. Mientras veía su inmóvil silueta oscura en el muelle hacerse cada vez más pequeña hasta por fin desaparecer, sentí como si estuviera perdiendo una parte de mí misma, como si me estuvieran cortando la mano derecha y a partir de aquel momento no pudiera ya montar a caballo, disparar un rifle o escribir…».

(DINESEN, Isak. Sombras en la hierba. Madrid: Alfaguara, 1986, p. 15-16).

16 oct 2015

La belleza de la dificultad



Los momentos difíciles me han ayudado a comprender mejor que antes, cuán infinitamente rica y hermosa  es la vida en todos los sentidos, y que tantas cosas de las que uno va preocupándose no tienen importancia alguna.

19 ene 2014

Isak Dinesen

«Ella hubiera preferido hacer cualquier cosa en la vida antes que ser escritora. Eso es en todo caso lo que afirmaba la joven Karen Christentze Dinesen, cuyo padre era miembro de la nobleza territorial y la madre de una familia de comerciantes al por mayor de Copenhague, y enumeraba sus preferencias: “viajar, bailar, vivir, ser libre para pintar cuadros”. En aquel momento, había publicado ya bajo el pseudónimo de “Osceola” algunos relatos en los que se encuentra también esta frase: “Todo ser humano tiene el derecho a determinar libremente su destino, independientemente de las leyes que otros hayan establecido...”. El compromiso matrimonial con el barón Bror Frederik de Blixen-Finecke le brindó la oportunidad de escapar de la “existencia infinitamente insípida” de una joven rica, hacia el mundo umbrío y sugestivo de los kikuyu, los masai y los somalíes del que era entonces protectorado británico de África oriental.