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27 abr 2024

Sorrow

Sorrow (1882),
de Vincent van Gogh
«Es preciso comprender la idea que yo tengo del arte. Para alcanzar la verdad, se necesita trabajar mucho y largo tiempo. Aquello que yo quiero y a lo que aspiro es condenadamente difícil; y con todo, no creo que mis aspiraciones sean altas. Quiero hacer dibujos que golpeen a ciertas personas. Sorrow no es más que un comienzo; es posible que pequeños paisajes como el Laan van Meerdervoort, Los prados de Rijswijk o El secadero de pescado, sean también un comienzo. Al menos contienen alguna cosa de mi propio corazón. Tanto en la figura como en el paisaje yo quisiera expresar, no un sentimentalismo melancólico, sino un profundo dolor. Por encima de todo, quiero alcanzar un punto en que se diga de mi obra: ese hombre tiene una sensibilidad muy delicada. Pese a mi reconocida torpeza, o a causa de ella, ¿me comprendes?».


(GOGH, Vincent van. Cartas a Theo. Barcelona: Paidós, 2004, p. 82).

6 feb 2023

Despreciados

Nos dejan tan a solas en la dirección que tomamos
como a dos en los que su error se probó cierto,
que a veces nos sentamos al borde del camino,
con cierto aire travieso, vagabundo, seráfico
e intentamos no sentirnos abandonados.



(FROST, Robert. Poesía completa. Ourense: Linteo, 2017, p. 61).

21 nov 2022

Mi invitada de noviembre

Paisaje bajo la lluvia (1890), de Vincent Van Gogh
Mi Tristeza, cuando está aquí conmigo
piensa que estos oscuros días de lluvias otoñales
son los días más hermosos que puedan existir;
ama al desnudo, al maltratado árbol;
pasea por el sendero encharcado del prado.

27 may 2022

De amanecida

 

Amanecer en el bosque
Amanecer en el bosque.


No le apena al rocío lo que llores:
él sabe que tu llanto es su frescura,
tu noche su alborada.



(GALLEGO, Vicente. Saber de grillos. Madrid: Visor Libros, 2015, p. 35).

9 dic 2021

Casi invierno

Alameda en otoño (1884), 
Vincent van Gogh

Alamedas desnudas,
mi amor se vino al suelo.
Verdes vuelos, velados
por el leve amarillo
de la melancolía,
grandes hojas de luz,
días caídos
de un otoño abatido por el viento

¿Y me preguntas hoy por qué estoy triste?

De los álamos vengo.


(GONZÁLEZ, Ángel. El otoño y otras luces. Barcelona: Tusquets, 2001, p. 15).

1 sept 2019

Blues de las preguntas

Pygmalion and Galatea (1890), de Jean-Léon Gérôme
Hace tiempo que estoy entristecido
porque mis palabras no entran en tu corazón.
Muchos días estoy entristecido
porque tu silencio entra en mi corazón.

Hay veces que estoy triste a tu lado
porque tú sólo me amas con amor.
Muchos días estoy triste a tu lado
Porque tú no me amas con amistad.

Todos los hombres aman mucho la libertad.
¿Sabes tú lo que es vivir ante una puerta cerrada?
Yo amo la libertad y te amo a ti.
¿Sabes tú lo que es vivir ante un rostro cerrado?

(GAMONEDA, Antonio. Blues castellano. Barcelona: Plaza & Janés, 1999, p. 40).

12 ene 2018

Mi corazón no puede más de triste


Sra. Kupka entre verticales (1910-1911),  
de František Kupka
Mi corazón no puede con la carga
de su amorosa y lóbrega tormenta,
y hasta mi lengua eleva la sangrienta
especie clamorosa que lo embarga.

Ya es corazón mi lengua lenta y larga,
mi corazón ya es lengua larga y lenta...
¿Quieres contar sus penas? Anda y cuenta
los dulces granos de la arena amarga.

Mi corazón no puede más de triste:
con el flotante espectro de un ahogado
vuela en la sangre y se hunde sin apoyo.

Y ayer, dentro del tuyo, me escribiste
que de nostalgia tienes inclinado
medio cuerpo hacia mí, medio hacia el hoyo.


(HERNÁNDEZ, Miguel. El rayo que no cesa. 9ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1978, p. 39-40).

24 ago 2015

Después de la muerte de Jaime Gil de Biedma


Melancolía  (1891),  de Edvard Munch
En el jardín, leyendo,
la sombra de la casa me oscurece las páginas y el frío repentino de finales de agosto
hace que piense en ti.

El jardín y la casa cercana
donde pían los pájaros en las enredaderas, una tarde de agosto, cuando va a oscurecer y se tiene aún el libro en la mano,
eran, me acuerdo, símbolo tuyo de la muerte.
Ojalá en el infierno
de tus últimos días te diera esta visión un poco de dulzura, aunque no lo creo.

3 jun 2015

Noches del mes de junio


Sol ardiente (1895),
de Frederic Leighton
Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

2 nov 2011

Noviembre

Llega otra vez noviembre, que es el mes que más quiero
porque sé su secreto, porque me da más vida.
La calidad de su aire, que es canción,
casi revelación,
y sus mañanas tan remediadoras,
su ternura codiciosa,
su entrañable soledad.
Y encontrar una calle en una boca,
una casa en un cuerpo mientras, tan caducas,
con esa melodía de la ambición perdida,
caen las castañas y las telarañas.