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16 nov 2022

La Biblioteca de Babel

Abstracto (1935), de Joan Miró

«Quizá me engañen la vejez y el temor, pero sospecho que la especie humana –la única– está por extinguirse y que la Biblioteca perdurará, iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmóvil, armada de volúmenes preciosos, inútil, incorruptible, secreta».

(BORGES, Jorge Luis. Narraciones. 9ª ed. Madrid: Cátedra, 1994, p. 113).

22 sept 2021

La Biblioteca de Babel

Babel, de M.C. Escher

«En el zag
uán hay un espejo que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo fuera realmente ¿a qué se debe esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito...».


(BORGES, Jorge Luis. Narraciones. 9ª ed.  Madrid: Cátedra, 1994, p. 106).

3 jun 2020

La justificación de tu existencia

Biblioteca de la UNAM – 1953-,
de Juan O_Gorman (México D.F.)
«En algún anaquel de algún hexágono (razonaron los hombres) debe existir un libro que sea la cifra y el comercio perfecto de todos los demás: algún bibliotecario lo ha recorrido y es análogo a un dios, [...] No me parece inverosímil que en algún anaquel del universo hay un libro total; ruego a los dioses ignorados que un hombre –¡uno solo, aunque sea, hace miles de años!– lo haya examinado y leído. Si el honor y la sabiduría y la felicidad no son para mí, que sean para otros. Que el cielo exista, aunque mi lugar sea el infierno. Que yo sea ultrajado y aniquilado, pero que en un instante, en un ser, Tu enorme Biblioteca se justifique».


(BORGES, Jorge Luis. Narraciones. 9ª ed.  Madrid: Cátedra, 1994, p. 111-112).

24 oct 2019

Anatomía de un universo llamado Biblioteca

   «El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono, se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente. La distribución de las galerías es invariable. Veinte anaqueles, a cinco largos anaqueles por lado, cubren todos los lados menos dos; su altura, que es la de los pisos, excede apenas la de un bibliotecario normal. Una de las caras libres da a un angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a todas.

22 jun 2019

Anatomía de una eternidad

Biblioteca de la Universidad de Aberdeen (Escocia)
   «La Biblioteca existe ab aeterno. De esa verdad cuyo corolario inmediato es la eternidad futura del mundo, ninguna mente razonable puede dudar. El hombre, el imperfecto bibliotecario, puede ser obra del azar o de los demiurgos malévolos; el universo, con su elegante dotación de anaqueles, de tomos enigmáticos, de infatigables escaleras para el viajero y de letrinas para el bibliotecario sentado, sólo puede ser obra de un dios. Para percibir la distancia que hay entre lo divino y lo humano, basta comparar estos rudos símbolos trémulos que mi falible mano garabatea en la tapa de un libro, con las letras orgánicas del interior: puntuales, delicadas, negrísimas, inimitablemente simétricas».


(BORGES, Jorge Luis. Narraciones. 9ª ed.  Madrid: Cátedra, 1994, p. 107).

14 mar 2017

El milagro secreto



Música del crepúsculo V, de Joan Miró
«La noche del catorce de marzo de 1939, en un departamento de la Zeltnergasse de Praga, Jaromir Hladík, autor de la inconclusa tragedia Los enemigos, de una Vindicación de la eternidad y de un examen de las indirectas fuentes judías del Jakob Boehme, soñó con un largo ajedrez. No lo disputaban dos individuos sino dos familias ilustres; la partida había sido entablada hace muchos siglos; nadie era capaz de nombrar el olvidado premio, pero se murmuraba que era enorme y quizá infinito; las piezas y el tablero estaban en una torre secreta; Jaromir (en el sueño) era el primogénito de una de las familias hostiles;...

29 sept 2012

Un sueño


Sala principal de la Biblioteca del Klementinum de Praga.
   «Hacia el alba, soñó que se había ocultado en una de las naves de la biblioteca del Clementinum. Un bibliotecario de gafas negras le preguntó: ¿Qué busca? Hladík le replicó: Busco a Dios. El bibliotecario le dijo: Dios está en una de las letras de una de las páginas de uno de los cuatrocientos mil tomos del Clementinum. Mis padres y los padres de mis padres han buscado esa letra; yo me he quedado ciego buscándola. Se quitó las gafas y Hladík vio los ojos, que estaban muertos. Un lector entró a devolver un atlas. Este atlas es inútil, dijo, y se lo dio a Hladík. Éste lo abrió al azar. Vio un mapa de la India, vertiginoso. Bruscamente seguro tocó una de las mínimas letras. Un voz ubicua le dijo: El tiempo de tu labor ha sido otorgado. Aquí Hladík se despertó. Recordó que los sueños de los hombres pertenecen a Dios y que Maimónides ha escrito que son divinas las palabras de un sueño, cuando son distintas y claras y no se puede ver quién las dijo».


(BORGES, Jorge Luis. Artificios.  Madrid: Alianza Editorial, 1993, p. 56).