Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
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9 oct 2023
27 sept 2023
28 jul 2022
Viajes, lecturas y amigos
«Nuestros viajes, al igual que nuestras lecturas y encuentros con nuestros semejantes, son unos medios de enriquecimiento que no podemos negarnos».
(YOURCENAR, Marguerite. Una vuelta por mi cárcel. Madrid: Alfaguara, 1993, p. 187).
18 feb 2021
22 dic 2020
El lobo y el perro
El hijo del hombre
(1964), de René
Magritte
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«Un lobo flaco y hambriento encontró
en un camino a un perro que estaba gordo y bien cuidado.
- Dime –le interrogó–, ¿en qué
consiste que siendo yo más fuerte y más valiente que tú, no encuentro que comer
y casi me muero de hambre?
- Consiste –contestó el perro– en
que sirvo a un amo que me cuida mucho, me da pan sin pedírselo, me guarda los
huesos y mendrugos que sobran de las comidas, y no tengo más obligación que
custodiar la casa.
- Mucha felicidad es ésta –contestó
el lobo envidiándole su suerte.
- Pues mira –replicó el perro–, si
tú quieres puedes disfrutar del mismo destino, viniendo a servir a mi amo y
defendiendo la casa de los ladrones por la noche.
- Convengo en ello –dijo el lobo–,
porque más cuenta me tiene vivir bajo techado y hartarme de comida sin tener
nada qué hacer, que no andar por los bosques con lluvias y nieves.
19 dic 2018
4 sept 2018
Algunos principios vitales
A garden (1869), de Albert Joseph Moore
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«Por
mediocre que sea vuestra vida, hacedle frente y vividla; no la esquivéis ni la
denostéis. No es tan mala como vosotros mismos. Parece tanto más pobre cuanto
mayor es vuestra riqueza. El buscador de defectos los halla incluso en el
paraíso. Amad vuestra vida, por pobre que sea. Es posible vivir unas horas
amables, emocionantes y gloriosas hasta en un asilo. El sol que se pone se
refleja con igual esplendor en las ventanas del hospicio que en las del rico, y
la nieve se funde frente a ambas puertas, llegada la primavera. No veo por qué
una mente serena no ha de poder hallar tanta satisfacción y gozar de
pensamientos tan estimulantes allí como en un palacio. A menudo nos parece que
son los pobres del pueblo quienes viven de la manera más independiente, quizá
porque son lo suficientemente nobles para recibir sin escrúpulos. En su mayoría
piensan que se hallan por encima de ser mantenidos por el pueblo; pero ocurre
con frecuencia que no se sienten por encima de automantenerse por medios
ilícitos, lo cual debiera ser menos decoroso. Cuidad la pobreza como una
hierba, como salvia. No os intereséis demasiado por adquirir cosas nuevas, sea
vestidos o amigos. Remozad los gastados; volved a los viejos. Las cosas no
cambian; somos nosotros los que cambiamos. Vended vuestras ropas y conservad
vuestras ideas».
(THOREAU, Henry David. Walden o la vida en los bosques.
Barcelona: Juventud, 2010, p. 401).
2 abr 2018
La verdadera riqueza
Samarkanda,
Uzbekistan
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«No ha de extrañar que en sus expediciones Alejandro
Magno llevara con él en un precioso cofre La Iliada. Una palabra escrita
es la más selecta de las reliquias. Es algo a la vez más íntimo y universal
para nosotros que cualquier otra obra de arte, pues es, entre ellas, la más
próxima a la vida misma. Puede ser traducida a todos los labios humanos; no
sólo puede ser representada sobre una tela, sino moldeada en el aliento mismo
de la vida. [...] Los libros son la riqueza que atesora el mundo y adecuada herencia
de pueblos y generaciones».
(THOREAU, Henry David. Walden o la vida en los bosques.
Barcelona: Juventud, 2010, p. 133).
14 mar 2018
Liberación
«Todo cuanto atesores debes tenerlo en el
hueco de tu mano como si fuera agua.
Trata de apresarla y desaparecerá. Intenta
apropiártela y te manchará.
Déjala en libertad y será tuya para siempre».
(MELLO, Anthony de. La oración de la rana. Vol. 2. Santander: Sal Terrae, 1989, p. 105).
23 mar 2017
El Avaro y el Ángel de la Muerte
Concentrics rinds II (1953), de M.C. Escher
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Entonces decidió que pasaría un año gozando,
viviendo confortablemente, para luego decidir cuál sería su futuro.
Pero tan pronto dejó de
acumular dinero, se le apareció el Ángel de la Muerte para quitarle la vida.
El avaro trató por medio de
todos los argumentos posibles disuadir al Ángel, quien, sin embargo, no
transigía. Entonces el hombre dijo:
“Dame tan sólo tres días y te
daré una tercera parte de toda mi fortuna”.
El Ángel no aceptó, y volvió a
tirar de la vida del avaro para quitársela.