Fragmento del cuadro 'Flores de Heliogábalo' (1888), de Lawrence Alma-Tadema |
entonces será como una fiesta.
Deja que los días te sucedan
lo mismo que a una niña que, andando,
deja que cada brisa,
le prodigue innumerables flores.
Reunir las flores y ahorrarlas
está lejos de su pensamiento.
Las suelta suave de los cabellos,
donde estuvieron con gusto presas,
y con los amables tiernos años
sus manos se tienden a otras nuevas.
(RILKE, Rainer Maria. Antología poética. 2ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1976, p. 39).