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23 feb 2016

La vida es sueño

 
«Nuestra vida nocturna es un océano porque flotamos en ella. Durante el sueño no vivimos nunca inmóviles sobre la tierra. Caemos de un sueño a otro más profundo, o bien hay en nosotros un poco de alma que quiere despertarse: entonces nos levanta. Subimos o bajamos sin cesar. Dormir es descender y ascender como un ludión sensible en las aguas de la noche. En nosotros la noche y el día tienen un devenir vertical. Son atmósferas de densidades desiguales, donde sube y baja el soñador siguiendo el peso de sus pecados o la ingravidez de su beatitud».


(BACHELARD, Gaston. El agua y los sueños. 1ª ed., 7ª reimp. México: Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 75).

12 oct 2015

La psicología del viento



Pandora (1872), de William-Adolphe Bouguereau
   «Todas las fases del viento tienen su psicología. El viento se excita y se desanima. Grita y se queja. Pasa de la violencia a la angustia. El carácter mismo de los soplos entrecortados e inútiles puedar dar una imagen de una melancolía ansiosa muy diferente de la melancolía agobiada. Veremos dicho matiz en una página de Gabriel d’Annunzio (Contemplación de la muerte): “Y el viento era como el pesar de lo que ya no es, era como la ansiedad de las criaturas no formadas aún, cargado de recuerdos, henchido de presagios, compuesto de almas desgarradas y de alas inútiles”.
   Volveremos a encontrar las mismas impresiones de vida encarnizada y dolorosa en unos versículos que Saint-Pol Roux (La rosa y las espinas del camino) consagra al “Misterio del Viento”. En una cosmicidad excesiva, porque está mal preparada, el poeta hace nacer al viento de un sueño de la Tierra: “Cuando los deseos del porvenir o los pesares del recuerdo despiertan en cualquier parte de ese cráneo gigantesco, el Globo –el viento se levanta”.

6 may 2015

Diálogo de las flores

«Ese romanticismo aéreo y volador presta alas a todas las cosas de la tierra. El misterio pasa de la sustancia a su atmósfera. Todo conspira para dar al ser aislado una vida universal. Cuando yo escuchaba madurar las ciruelas, veía el sol acariciando todas las frutas, dorando todas las redondeces, puliendo todas las riquezas. El verde arroyo, en su leve cascada estremecía las campanas de la aguileña. Volaba un sonido azul. El racimo de flores lanzaba trinos sin fin en el cielo azul.

4 oct 2014

La caída imaginaria

   «Si se hiciera el doble inventario de las metáforas de la caída y de las metáforas de la ascensión, nos sorprendería el número mucho mayor de las primeras. Incluso sin referencia a la vida moral, parece que las metáforas de la caída tienen un realismo psicológico innegable. Desarrollan todas una impresión psíquica que deja, en nuestro inconsciente, huellas imborrables: el miedo a caer es un miedo primitivo. Se le encuentra de nuevo como un componente de miedos muy variados.