Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
Mostrando entradas con la etiqueta Librerías. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Librerías. Mostrar todas las entradas
20 nov 2024
27 abr 2021
La casa de las palabras
Librería Ateneo Grand Splendid (Buenos Aires,
Argentina)
|
«A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra,
acudían los poetas. Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal,
esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas
rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las
lamieran. Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y
entonces relamían o fruncían la nariz. Los poetas andaban en busca de palabras
que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.
27 abr 2020
La librería de Macondo
Librería
El Péndulo (México D.F.)
|
«Aureliano se
fue, y no volvió a salir ni siquiera por curiosidad cuando oyó el rumor de los
funerales solitarios. A veces, desde la cocina, veía a José Arcadio deambulando
por la casa, ahogándose en una respiración anhelante, y seguía escuchando sus
pasos por los dormitorios en ruinas después de la medianoche. No oyó su voz en
muchos meses, no sólo porque José Arcadio no le dirigía la palabra, sino porque
él no tenía deseos de que ocurriera, ni tiempo de pensar en nada distinto de
los pergaminos. A la muerte de Fernanda, había sacado el penúltimo pescadito y
había ido a la librería del sabio catalán, en busca de los libros que le hacían
falta.
6 oct 2019
En el trasfondo de la imprenta-librería
Estudio para el lenguaje de las verticales (1911),
de František Kupka
|
«El joven dio
las gracias: aquel lugar, para instruirse, valía tanto como la escuela de
Greenwich. Elie le enseñó todo aquello. La imprenta estaba situada en un patio
cerrado por la parte que daba a la calle; se oía el murmullo de una fuente. Vio
la sala en donde estaban las prensas manuales y el cuarto de los linotipistas,
inclinados sobre sus cajas; el almacén, lleno de montones de papel, y la sala
de ventas y embalajes, donde ponían los volúmenes, oliendo aún a tinta fresca,
antes de ser enviados a Alemania, a
Inglaterra e incluso a Francia y a Italia. En la pared habían colgado una lista
con el nombre de las obras prohibidas en aquellos distintos países, cuyo envío
hubiera dado lugar a confiscaciones y pérdidas. Las más valiosas ediciones, que
eran el orgullo de Elie, encuadernadas en vitela o en badana, tapizaban una
estrecha sala de visitas, flanqueadas por unos cuantos desgastados volúmenes de
genealogía y de historia, así como por
diccionarios y compendios donde los correctores, en caso de duda, se suponía
consultaban un nombre propio, una palabra insólita o un giro inusitado.
20 sept 2019
El bibliótafo
«Para alcanzar un alto grado de placer en la
formación de una biblioteca hay que viajar. El bibliótafo viajaba regularmente
en busca de ejemplares. Su teoría era que el coleccionista debe ir al libro, no
esperar a que el libro venga a él. Ningún cazador que se precie, decía, querría
que le trajeran un ciervo vivo a su jardín para matarlo. La mitad del placer
está en seguir a la presa hasta su escondite.
26 abr 2018
6 feb 2017
18 nov 2015
El secreto
«–Y
entonces, ¿qué es lo que me vas a enseñar hoy que no he visto todavía?
–
Varias cosas. De hecho, lo que te voy a enseñar forma parte de una historia.
¿No me dijiste el otro día que a ti lo que te gustaba era leer?
Bea
asintió, arqueando las cejas.
–Pues
bien, ésta es una historia de libros.
– ¿De
libros?
–De
libros malditos, del hombre que los escribió, de un personaje que se escapó de
las páginas de una novela para quemarla, de una traición y de una amistad
perdida. Es una historia de amor, de odio y de los sueños que viven en la
sombra del viento.
24 may 2015
Promesas y oportunidades
Librería Atlantis
Books – Santorini (Grecia)
|
«Al abrir la
tienda producía en Florence, cada mañana, la misma sensación cargada de
promesas y oportunidades futuras. Los libros estaban bien alienados como las
verduras del huerto de la señora Gipping. Dispuestos para todos los visitantes.
Milo vino a la hora
del almuerzo.
–¿Qué? ¿al final va
a encargar a Lolita?
–Todavía no lo he
decidido. He pedido un ejemplar de lectura. Estoy algo desconcertada por lo que
han dicho sobre ella los periódicos americanos.
3 mar 2012
La librería (y también biblioteca) de Florence
«–¡Alguien
trae un envío para usted! –gritó Wally desde la bici, con un pie en el suelo–.
Preguntó dos veces cuál era el camino, una en la gasolinera y otra en la
vicaría. Ahora tiene problemas para dar la vuelta. Está intentando hacerlo en
una sola maniobra, para cruzar directamente y venir por la parte de atrás.
Con el
tiempo, esta furgoneta en concreto, elegante con su pintura roja y crema, se
convertiría en la más conocida de Hardborough. Era la furgoneta de Brompton’s,
la tienda de Londres que ofrecía servicio de biblioteca a libreros de
provincias, sin importar lo lejos que estuvieran. A petición de Florence, le
habían traído los primeros volúmenes, y ella tenía que firmar un compromiso y
leer las condiciones que proponía Brompton’s.
Éstas
parecían más una filosofía moral o las leyes de un Estado ideal, que la
expresión de una transacción económica.