22 dic 2024

Teología 2

La Transfiguración (1516-1520), de Raffaello Sanzio
«El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso, siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y pienso al fin y al cabo Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en Él y creía que Él creía en mí. Entonces paro la oreja, a la hora de los rumores mágicos, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parece escuchar sus melancólicas confidencias».


(GALEANO, Eduardo. El libro de los abrazos. 34ª reimp. Madrid: Siglo XXI de España, 2015, p. 75).

13 dic 2024

Tú pones mi buena suerte en mi viernes


Yo sé que te he dicho mil veces
Que nadie te va a querer, como yo lo voy a hacer 
Que tú pones buena suerte en mi viernes 13.
Y si la vida me da a escoger
Te escojo a ti, otra vez…

7 dic 2024

También mueren los lugares donde fuimos felices

Paseo, de Jun Sun
Siento mi corazón en la dulzura
fundirse como ceras:
son un óleo tardo
y no un vino mis venas,
y siento que mi vida se va huyendo
callada y dulce como la gacela.



(MISTRAL, Gabriela. Poesías completas. Santiago de Chile: Andrés Bello, 2001, p. 549).

29 nov 2024

Siempre ser mi amigo

Behind the wall, de Michael Kidd
Siempre será mi amigo no aquel que en primavera
sale al campo y se olvida entre el azul festejo
de los hombres que ama, y no ve el cuero viejo
tras el nuevo pelaje, sino tú, verdadera

amistad, peatón celeste, tú que en el invierno
a las claras del alba dejas tu casa y te echas
a andar, y en nuestro frío hallas abrigo eterno
y en nuestra honda sequía la voz de las cosechas.



(RODRÍGUEZ, Claudio. Poesía completa (1953-1991). Barcelona: Tusquets, 2001, p. 120).

22 nov 2024

La belleza de la naturaleza

Los campos labrados (1889), de Vincent van Gogh
«Yo quisiera tan sólo tener la prueba de algo que nos tranquilizara y consolara de manera que dejáramos de sentirnos culpables o desgraciados, y poder así marchar sin extraviarnos en la soledad o en la nada; sin temer o calcular nerviosamente el mal que podríamos acarrear inconscientemente a los demás. Ese extraño Giotto, de quien decía su biógrafo que estaba siempre padeciendo y siempre lleno de fogosidad e ideas; pues bien yo quisiera llegar a esta seguridad que te hace sentir vivo, alegre y dichoso en toda ocasión. Eso puede conseguirse mejor en el campo o en una ciudad pequeña que en el infierno parisiense.

15 nov 2024

Soportes de escritura

Lo que escribes con tinta,
con pequeñas letras negras,
puede perderse enteramente
por la acción de una sola
gota de agua.
Pero lo que está escrito
en tu corazón
está allí
por
toda la eternidad.



(Cuentos populares tibetanos. Palma de Mallorca: José J. de Olañeta, 1986, p. 39).

11 nov 2024

Mirada cómplice

Nubes rojas (1930), de Emil Nolde

Dos nubes que se besan
se dieron la vuelta
para mirarse


Two clouds kissing
backed up to look
at each other



(KEROUAC, Jack. Libro de haikus. Madrid: Bartleby, 2007, p. 196-197).

5 nov 2024

Soporte esencial de la lectura

«Si el poeta Marcial puede agenciarse una máquina del tiempo y visitar esta tarde mi casa, encontraría pocos objetos conocidos. Le asombrarían los ascensores, el timbre de la puerta, el router, los cristales de las ventanas, el frigorífico, las bombillas, el microondas, las fotografías, los enchufes, el ventilador, la caldera, la cadena del váter, las cremalleras, los tenedores y el abrelatas.

30 oct 2024

Detrás de una frágil pared

À la rencontre du plaisir (1962), de
René Magritte
No te veo. Bien sé
que estás aquí, detrás
de una frágil pared
de ladrillos y cal, bien al alcance
de mi voz, si llamara.
Pero no llamaré.
Te llamaré mañana,
cuando al no verte ya,
me imagine que sigues
aquí cerca, a mi lado,
y que basta hoy la voz
que ayer no quise dar.
Mañana… cuando no estés
allá detrás de una
frágil pared de vientos,
de cielos y de años.



(SALINAS, Pedro. Antología personal. Madrid: Visor, 1996, p. 16).

24 oct 2024

Primera visita a la biblioteca

«Entre semana, Matilda se quedaba en casa sola casi todas las tardes. Su hermano, cinco años mayor que ella, iba a la escuela. Su padre iba a trabajar y su madre se marchaba a jugar al bingo a un pueblo situado a ocho millas de allí. La señora Wormwood era una viciosa del bingo y jugaba cinco tardes a la semana. La tarde del día en que su padre se negó a comprarle un libro, Matilda salió sola y se dirigió a la biblioteca pública del pueblo.

18 oct 2024

Superación


El amor tiene un triunfo y la muerte tiene otro,
el tiempo y el tiempo después.
Nosotros no tenemos ninguno.

A nuestro alrededor sólo hundirse de astros. Destellos y
                Silencio.
Mas la canción por encima del polvo después
va a superarnos.



(BACHMANN, Ingeborg. Invocación a la osa mayor. Madrid: Hiperión, 2001, p. 175).

14 oct 2024

Cosecha otoñal


El tiempo despejado de otoño
sembrando de islas
el apacible mar.




(SANTÔKA, Taneda. Saborear el agua: 100 haikus de un monje zen. Madrid: Hiperión, 2004, p. 82).

8 oct 2024

Una promesa

Destino (c.a. 1930), de
John Williams Waterhouse


«Uno espera a que llegue algo que con seguridad va a llegar. Nos lo debe el destino. Nuestra juventud es testigo de que recibimos solemnemente esa promesa».


(LANDERO, Luis. El guitarrista. Barcelona: Tusquets, 2002, p. 238).

30 sept 2024

El espíritu del otoño

Puente bajo la lluvia (1887),
de Vincent van Gogh
Tendré que hablar del espíritu del otoño
ahora que septiembre
ha llegado a su fin. (Espíritu
es palabra sospechosa: no hay
hipócrita que no se abrigue
a su sombra). ¿Será
la embriaguez? ¿El viento matinal
arrastrando hojas
muchachas canciones?
¿El soplo frío de las estrellas?
¿Será la belleza,
el espíritu del otoño? Hay un límite
para el hombre, un límite
para soportar el peso del mundo.
De la belleza, de la bárbara
orgullosa belleza, ¿quién sabe defenderse
sin miedo de que le reviente el corazón?

13 sept 2024

El otoño se acerca

Septiembre en Cuenca, de Li-Shu Chen
El otoño se acerca con muy poco ruido
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.



(GONZÁLEZ, Ángel. El otoño y otras luces. Barcelona: Tusquets, 2001, p. 11).

8 sept 2024

El viento en la cara del peregrino

Atardecer (1888), de Edvard Munch
«Edda Armas me habló, en Caracas, del bisabuelo. De lo poco que se sabía, porque la historia empezaba cuando él ya andaba cerca de los setenta años y vivía en un pueblito bien adentro de la comarca de Clarines. Además de viejo, pobre y enclenque, el bisabuelo era ciego. Y se casó, no se sabe cómo, con una muchacha de dieciséis.

Dos por tres se le escapaba. No ella: él. Se le escapaba y se iba hasta el camino. Ahí se agazapaba entre los árboles y esperaba un ruido de cascos o de ruedas. El ciego salía al cruce y pedía que lo llevaran a cualquier parte.

2 sept 2024

Al recogerme

Ventanas de noche (1928), de Edward Hopper
Cuando empieza –en la noche–
a desnudarse el alma,
a recogerse en sí mientras se cierran
los ojos, y con ellos
la ensoñación del tiempo y el espacio,
helo aquí que no fuimos
ni vinimos, que el día de mañana
vendrá para dejarnos, al pasar,
de nuevo en ningún sitio,
hela aquí
la quietud
resplandeciendo.



(GALLEGO, Vicente. Saber de grillos. Madrid: Visor Libros, 2015, p. 76).

24 ago 2024

Juegos de luz y sombra

«Cada vez que veo un toko no ma, esa obra maestra del refinamiento, me maravilla comprobar hasta qué punto los japoneses han sabido dilucidar los misterios de la sombra y con cuánto ingenio han sabido utilizar los juegos de sombra y luz. Y todo eso sin buscar particularmente ningún efecto determinado. En una palabra, sin más medios que la simple madera y las paredes desnudas, se ha dispuesto un espacio recoleto donde los rayos luminosos que consiguen penetrar hasta allí engendran, aquí y allá, recovecos vagamente oscuros. Sin embargo, al contemplar las tinieblas ocultas tras la viga superior, en torno a un jarrón de flores, bajo un anaquel, y aun sabiendo que sólo son sombras insignificantes, experimentamos el sentimiento de que el aire en esos lugares encierra una espesura de silencio, que en esa oscuridad reina una serenidad eternamente inalterable. En definitiva, cuando los occidentales hablan de los “misterios de Oriente”, es muy probable que con ello se refieran a esa calma algo inquietante que genera la sombra cuando posee esta cualidad».



(TANIZAKI, Junichirō. El elogio de la sombra. Madrid: Siruela, 2010, p. 49).

15 ago 2024

Elección

Entre el hacer y el ver,
                                    acción o contemplación,
escogí el acto de las palabras:
                                    hacerlas, habitarlas,
dar ojos al lenguaje.



(PAZ, Octavio. Delta de cinco brazos. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 1998, p. 72).

6 ago 2024

Quehacer estival

Huerto con asno (1918), de Joan Miró
«Esos días veraniegos que algunos de mis contemporáneos dedicaban a las bellas artes en Boston o en Roma, y otros a la contemplación en la India, si no al comercio en Londres o en Nueva York, yo los dediqué, como tantos otros granjeros de Nueva Inglaterra, a las faenas del campo. No es que necesitara judías para comer, pues soy de natural pitagórico en lo que a ellas, sea en forma de puré o como a medio sufragista, se refiere, de modo que las cambiaba por arroz. Acaso fuera porque alguien debe trabajar en el campo, aunque sólo sea para propiciar un día tropos y expresiones de algún pergeñador de parábolas. Era, en definitiva, un entretenimiento insólito, que de prolongarse demasiado podía acabar en disipación».



(THOREAU, Henry David. Walden o la vida en los bosques. Barcelona: Juventud, 2010, p. 203-204).

28 jul 2024

Ahora que todo vuelve

Mujer soñando la evasión (1945), de Joan Miró

Ahora que todo vuelve: el silencio y la espera,
las palabras que hemos guardado en lugar seguro
todo este julio de viento y nostalgia.
Ahora que todo vuelve: la tibieza del cuerpo
aquietado y dócil bajo las manos amantes
y aquel perderse en las tardes tranquilas,
bosque adentro, por el tapiz crujiente de hojas de pino,
¿no es su valor este esfuerzo cálido y el quererse
con certeza a solas, la dura
voluntad de permanecer, presente y ausente a la vez,
sin pensar que el tiempo es un vacío sin límites?

21 jul 2024

Orilla

¿Si no fuera por la rosa
frágil, de espuma, blanquísima.
que él, a lo lejos se inventa,
quién me iba a decir a mí
que se le movía el pecho
de respirar, que está vivo,
que tiene un ímpetu dentro
que quiere la tierra entera,
azul, quieto, mar de julio?


(SALINAS, Pedro. Antología personal. Madrid: Visor, 1996, p. 22).


9 jul 2024

Amapolas en julio

Campo con amapolas (1889),
de Vincent van Gogh
Pequeñas amapolas, llamitas del infierno,
¿sois tan inofensivas?

Vuestro fuego fluctúa y no puedo tocaros.
Pongo mi mano entre las llamas. Nada se quema

Y me agota observaros
arder así, arrugadas y rojas, como piel de una boca.

Una boca con sangre fresca.
¡Pequeñas faldas ensangrentadas!

2 jul 2024

Sulpicia

La espera (1885) de Lawrence Alma-Tadema
«En un paisaje de sombras, ella tiene cuerpo, presencia, voz. Es un caso único en Roma: una joven independiente y culta que insiste en su derecho al amor; una poeta de cuya vida y sentimientos habla ella misma, con sus propias palabras, sin mediaciones masculinas.

27 jun 2024

Entretenimiento estival

Clara, de Li-Shu Chen

Tarde de verano—
mascando impaciente
La hoja del jazmín.


Summer afternoon—
impatienly chewing
The jasmine leaf.



(KEROUAC, Jack. Libro de haikus. Madrid: Bartleby, 2007, p. 60-61).

21 jun 2024

Volvamos a empezar, pues

El patio azul (1915), de Santiago Rusiñol
Volvamos a empezar pues, las manos
palma con palma.
Di, no digas, la palabra.
¿Tendrán sentido aún las palabras?
¿Habrá otro verano, otro mar
para las palabras?
Van de ola en ola,
de ola en ola van borradas.
¿Seremos nosotros, tú y yo, las palabras?
¿Dónde nos llevan, en este crepúsculo,
así palma con palma,
cogidos de la mano?


Recomecemos então

Recomecemos então
palma con palma
Diz, não digas, a palavra.
As palavras terão sentido ainda?
Haverá outro verão, outro mar
para as palavras?
Vão de vaga em vaga,
De vaga em vaga vão apagadas.
Seremos nós, tu e eu, as palabras?
Onde nos levam, neste crepúsculo,
Assim palma com palma,
de mãos dadas?

7 jun 2024

Lo que pudo haber sido y lo que ha sido

Flowers in the sun (2012), de Amy Giacomelli
Están presente y pasado presentes
tal vez en el futuro, y el futuro
en el pasado contenido.
Si está eternamente presente el tiempo
todo, todo el tiempo es irredimible.
Lo que pudo haber sido es abstracción
que existe, posibilidad perpetua,
sólo en un mundo en teoría.
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
miran a un solo fin, siempre presente.
Resuenan pisadas en la memoria
por el pasillo que no recorrimos
hacia la puerta de la rosaleda,
que no abrimos nunca. Así resuenan
en tu mente mis palabras.

25 may 2024

Del otro lado del arroyo

El pequeño arroyo (1890), de Vincent van Gogh
«Dos monjes que regresaban a su casa llegaron a un vado donde encontraron a una hermosa niña que no se atrevía a cruzarlo temerosa de mojar sus mejoras ropas. El primer monje, casi sin detenerse, la alzó en sus brazos y la llevó hasta el otro lado. La niña se lo agradeció y los dos hombres siguieron su camino. Después de recorrer tres kilómetros el otro monje, sin poder contenerse más, exclamó: “¿Cómo pudiste hacer eso, tomar a una niña en tus brazos? Conoces bien las Reglas…” y otras cosas por el estilo. Respondió el primer monje con una sonrisa. “Debes estar cansado, habiendo cargado con la niña todo este tiempo. Yo la dejé del otro lado del arroyo”».


(HUMPHREYS, C. La búsqueda interior. Buenos Aires: Lidium, 1984, p. 83).

17 may 2024

Venus y Adonis

Venus y Adonis (1554), de Tiziano
De su secreto Edén huyó apresurada
a través de los campos, las ciudades de áspera piedra y hierro y humanos corazones
que a su aérea pisada no cedían
y dañaban las palmas invisibles
de sus pies delicados dondequiera pisasen,
y lenguas aceradas y opiniones
más agudas aún que las lenguas
desgarraban la forma tierna e irrechazable
cuya sagrada sangre,
como jóvenes lágrimas de mayo
pavimentaba con eternas flores
ese ingrato camino.

11 may 2024

¿Dónde está la felicidad?

«Matías esperó a recuperar el tono entre sentimental y pedagógico que le había dado a su discurso. No estaba muy seguro, ni sabía bien cómo explicarlo. La felicidad era una cosa muy extraña. Se le atribuía una existencia legendaria en reinos lejanos como una casa a la orilla de un río o una aldea junto al mar, pero era muy probable que si cualquiera de los dos se encontrara de pronto en ese lugar tan anhelado, diría, bueno, ya estoy aquí, ¿y ahora qué?, y de nuevo se pondría a imaginar otro paraje mágico, igual que aquellos conquistadores que soñaron y gastaron la vida en buscar el Reino de Jauja o la Fuente de la Eterna Juventud.
—No sé, yo creo que la felicidad es una cosa muy sencilla y puede estar en cualquier parte, y no hace falta ir a buscarla lejos».


(LANDERO, Luis. El mágico aprendiz. Barcelona: Tusquets, 1999, p. 132).

6 may 2024

Dos elementos


De acá para allá

libre como el viento

saborear el agua.




(SANTÔKA, Taneda. Saborear el agua: 100 haikus de un monje zen. Madrid: Hiperión, 2004, p. 31).

27 abr 2024

Sorrow

Sorrow (1882),
de Vincent van Gogh
«Es preciso comprender la idea que yo tengo del arte. Para alcanzar la verdad, se necesita trabajar mucho y largo tiempo. Aquello que yo quiero y a lo que aspiro es condenadamente difícil; y con todo, no creo que mis aspiraciones sean altas. Quiero hacer dibujos que golpeen a ciertas personas. Sorrow no es más que un comienzo; es posible que pequeños paisajes como el Laan van Meerdervoort, Los prados de Rijswijk o El secadero de pescado, sean también un comienzo. Al menos contienen alguna cosa de mi propio corazón. Tanto en la figura como en el paisaje yo quisiera expresar, no un sentimentalismo melancólico, sino un profundo dolor. Por encima de todo, quiero alcanzar un punto en que se diga de mi obra: ese hombre tiene una sensibilidad muy delicada. Pese a mi reconocida torpeza, o a causa de ella, ¿me comprendes?».


(GOGH, Vincent van. Cartas a Theo. Barcelona: Paidós, 2004, p. 82).

13 abr 2024

Modalidades de besos

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

 

Gabriela Mistral

8 abr 2024

Los hombres que cruzan el río

«Hoy me entero de que todos los meses, el día que sale la revista, un grupo de hombres atraviesa el río Uruguay para leerla.
Son una veintena. Encabeza el grupo un profesor de sesenta y pico de años que estuvo largo tiempo preso.
Por la mañana salen de Paysandú y cruzan a tierra argentina. Compran, entre todos, un ejemplar de Crisis y ocupan un café. Uno de ellos lee en voz alta, página por página, para todos. Escuchan y discuten. La lectura dura todo el día. Cuando termina, dejan la revista de regalo al dueño del café y se vuelven a mi país, donde está prohibida.
–Aunque sólo fuera por eso –pienso– valdría la pena».

 

 (GALEANO, Eduardo.  Días y noches de amor y guerra. Madrid: Siglo XXI de España, 2015, p. 66-67).

2 abr 2024

Las lecturas de Matilda

«La clase había comenzado ya a congeniar con la señorita Honey, aunque ella apenas se había fijado en ninguno de ellos, a excepción de Matilda.
— ¿Quién te ha enseñado a leer, Matilda? —preguntó.
— He aprendido sola, señorita Honey.
— ¿Y has leído libros tú sola? Me refiero a libros para niños.
— He leído todos los que hay en la biblioteca pública de la calle Mayor, señorita Honey.

24 mar 2024

Voz sin pérdida

Árbol golpeado por el viento (1883), 
de Vincent van Gogh
Este viento de marzo
da libertad y bienaventuranza.
Como tu voz, que es casi luz, almendra
abierta de misterio y de lujuria,
con sus tonos astutos, tierna y seca, latiendo
tan desnuda que limpia la alegría,
con su esmalte y sus ángulos,
sus superficies bien pulimentadas,
no con arrugas, pero
penetrando en mí siempre,
unas veces sumisa y precavida,
trémula de inocencia otras, y en secreto,
bien sé si turbio o si transparente.

15 mar 2024

Las ovejas y los lobos

Separación (1900), de Edvard Munch
«Eran los perros los que, como de costumbre, hacían centinela, guardando las ovejas y defendiéndolas de la voracidad de los lobos, y conociendo éstos que no les era posible atacarlas, inventaron el siguiente medio. Enviaron mensajeros a las ovejas diciendo que querían estar en paz con ellas con tal que para mutua seguridad entregasen en rehenes, ellas a los perros y ellos a los lobeznos, sus hijos.

8 mar 2024

Caerellia

Rivales inconscientes (1893), de
Lawrence Alma-Tadema
«En ese universo de riqueza y alta sociedad donde la cultura empezó a arraigar, también había mujeres que coleccionaban libros. Gracias a las cartas de Cicerón conocemos a Caerellia, ávida lectora y propietaria de una biblioteca filosófica. Resulta que esa rica dama patricia consiguió, de alguna manera –tal vez recurriendo al soborno–, una copia pirata del tratado ciceroniano Sobre el supremo bien y el supremo mal, antes de que el autor pusiera oficialmente el libro en circulación. ‘Sin duda Caerellia rebosa un encendido entusiasmo por la filosofía’, escribió un irritado Cicerón con tono sarcástico».


(VALLEJO, Irene. El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo. 11ª ed. Madrid: Siruela, 2020, p. 281).

27 feb 2024

Dialogando

Estos poemas los desencadenaste tú
como se desencadena el viento,
sin saber hacia dónde ni por qué.
Son dones del azar o del destino,
que a veces
la soledad arremolina o barre;
nada más que palabras que se encuentran
que se atraen y se juntan
irremediablemente,
y hacen un ruido melodioso o triste,
lo mismo que dos cuerpos que se aman.



(GONZÁLEZ, Ángel. El otoño y otras luces. Barcelona: Tusquets, 2001, p. 27).

20 feb 2024

Últimos minutos

Aurora, mediodía, atardecer y crepúsculo (1979), de Salvador Dalí

«Nueve días estuvo esperando su turno. Cada madrugada, al azar, como recuas, un grupo de prisioneros era obligado a formar en el hangar y conducido, de a dos en fondo, hasta unos camiones que se perdían ruidosamente en un paisaje tibio y desolado. Pocos se despedían. Los más se iban en silencio. Es probable que a Alegría, acostumbrado a observar a su enemigo, la muerte sin aspavientos le resultara familiar, pero la vida aprisionada en la casualidad de estar o no estar en el rincón elegido para designar los muertos debió resultarle insoportable. Alegría rechazaba el azar, necesitaba el orden.

Podemos suponer cierto alivio cuando el día dieciocho, exhausto bajo una lluvia inclemente, fue él uno de los miembros de la recua. En el camión, hacinados y guardando el equilibrio, todos los condenados se miraban a los ojos, se cogían de la mano, se apretaban unos contra otros. A mitad de camino, una mano buscó la suya y su soledad se desvaneció en un apretón silencioso, prolongado, intenso, que le dio cabida en la comunidad de los vencidos. Tras la mano, una mirada. Otras miradas, otros ojos enrojecidos por la debilidad y el llano sofocado. “Perdonadme”, dijo, y se zambulló en aquel tumulto de cuerpos desolados».


(MÉNDEZ, Alberto. Los girasoles ciegos. Barcelona: Anagrama, 2008, p. 29-30).

14 feb 2024

Sentidos

Contemplada por mis oídos
olida por mis ojos
acariciada por mi olfato
oída por mi lengua
comida por mi tacto
habitar tu nombre
caer en tu grito contigo...



(PAZ, Octavio. Delta de cinco brazos. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 1998, p. 54-55).

5 feb 2024

Alimento de sueños, demencias y desvaríos

«¿Sería ese el amor –el maravilloso desorden, la deliciosa llama– de que hablaba la gente, y el que aparecía evocado a todas horas en un tono de desencanto o de celebración en las canciones, en las novelas, en el cine, y que infectaba por igual el arte y la vida, a los pobres y a los ricos, a los analfabetos y a los sabios? Siempre le había parecido necio y cursi todo ese éxtasis retórico, pero no más que la fe en un dios o en una utopía. Y sin embargo ahora dudaba, se preguntaba si sería verdad que nadie está a salvo de su amenaza (o de su redención, según se mire), si el amor viene porque sí sin pedir permiso, y que todo lo allana a su paso, y que uno no lo elige, como tampoco elige los catarros, el nombre que lleva o la súbita melancolía de un atardecer. Había una expresión. ¿cómo era?, son esos dichos que andan flotando a la deriva en la memoria, restos de algún viejo naufragio, y de los que se alimentan los sueños, las demencias, los inspirados desvaríos de los borrachos. La intrincada red amorosa, eso es. ¿Habría quedado también él atrapado en esa intrincada red?».


(LANDERO, Luis. Absolución. Barcelona: Tusquets, 2012, p. 146).

30 ene 2024

El rescate

La bola de cristal (1902)
de John William Waterhouse

Si del tiempo se trata,
dejémoslo correr.

Ya me han visto las flores,
ya me tienen presente.



(GALLEGO, Vicente. Saber de grillos. Madrid: Visor Libros, 2015, p. 18).

21 ene 2024

Días en blanco

Luna en el bosque, de Li-Shu Chen
Estos días me levanto con los abedules
y me aparto el cabello triguero de la frente
ante un espejo de hielo.

Mezclada con mi aliento
se corta la leche.
Tan de madrugada espumea con facilidad.
Y donde empaño los cristales con mi aliento
aparece, dibujado con dedo infantil,
de nuevo tu nombre: ¡inocencia!
Tras tanto tiempo.