22 nov 2024

La belleza de la naturaleza

Los campos labrados (1889), de Vincent van Gogh
«Yo quisiera tan sólo tener la prueba de algo que nos tranquilizara y consolara de manera que dejáramos de sentirnos culpables o desgraciados, y poder así marchar sin extraviarnos en la soledad o en la nada; sin temer o calcular nerviosamente el mal que podríamos acarrear inconscientemente a los demás. Ese extraño Giotto, de quien decía su biógrafo que estaba siempre padeciendo y siempre lleno de fogosidad e ideas; pues bien yo quisiera llegar a esta seguridad que te hace sentir vivo, alegre y dichoso en toda ocasión. Eso puede conseguirse mejor en el campo o en una ciudad pequeña que en el infierno parisiense. No me sorprenderá si te gustan La noche estrellada y Los campos labrados, son más reposantes que otras telas. […]

Por momentos, cuando la naturaleza es tan bella como estos días, tengo una lucidez terrible; entonces dejo de sentirme, y el cuadro me viene como en un sueño».

(GOGH, Vincent van. Cartas a Theo. Barcelona: Paidós, 2004, p. 306-307).

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