¿Si no fuera por la rosa
frágil, de espuma, blanquísima.
que él, a lo lejos se inventa,
quién me iba a decir a mí
que se le movía el pecho
de respirar, que está vivo,
que tiene un ímpetu dentro
que quiere la tierra entera,
azul, quieto, mar de julio?
(SALINAS, Pedro. Antología personal. Madrid: Visor, 1996, p. 22).
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