8 jul 2021

Los dos estados más profundos

Castillo y sol (1928), de Paul Klee
«Cuanto más envejezco yo misma, más constato que la infancia y la vejez no sólo se juntan sino que son también los dos estados más profundos que nos es dado vivir. La esencia de un ser se revela en ellos, antes o después de los esfuerzos, aspiraciones y ambiciones de la vida. El rostro liso de Michel niño y el rostro surcado de arrugas del viejo Michel se parecen, lo que no siempre sucedía con sus caras intermedias de la juventud y la edad madura. Los ojos del niño y los del viejo miran con el tranquilo candor de quien aún no ha entrado en el baile de máscaras, o bien de quien ha salido ya. Y todo el intervalo parece un tumulto vano, una agitación en el vacío, un caos inútil, y uno se pregunta por qué ha tenido que pasar por él». 
 

(YOURCENAR, Marguerite. El laberinto del mundo. Madrid: Alfaguara, 2012, p. 413).

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