Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
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26 feb 2020
10 feb 2020
Gloria, fortuna o ambición
Cupido (1905), de Edvard Munch
|
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube de luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su
amor,
la verdad de sí mismo, que no se llama gloria, fortuna o
ambición,
sino amor o deseo,
yo sería al fin aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
26 ene 2020
30 oct 2019
14 oct 2019
El viento y el alma
Miranda (1916), de John William
Waterhouse
|
Con
tal vehemencia el viento
Viene
del mar, que sus sones
Elementales
contagian
El
silencio de la noche.
Solo
en tu cama le escuchas
Insistente
en los cristales
Tocar,
llorando y llamando
Como
perdido sin nadie.
Mas
no es él quien era desvelo
Te
tiene, sino otra fuerza
De
que tu cuerpo es hoy cárcel,
Fue
viento libre, y recuerda.
(CERNUDA, Luis. Música cautiva: (antología poética).
Sevilla: Ayuntamiento : Diputación : Fundación El Monte, 2002, p. 160-161).
30 sept 2019
Y aquí está el otoño...
Paisaje de otoño (1885), de Vincent van Gogh
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El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
Ángel González
1 sept 2019
Blues de las preguntas
Pygmalion and Galatea (1890), de Jean-Léon Gérôme |
Hace tiempo que estoy
entristecido
porque mis palabras no
entran en tu corazón.
Muchos días estoy
entristecido
porque tu silencio
entra en mi corazón.
Hay veces que estoy
triste a tu lado
porque tú sólo me amas
con amor.
Muchos días estoy
triste a tu lado
Porque tú no me amas
con amistad.
Todos los hombres aman
mucho la libertad.
¿Sabes tú lo que es
vivir ante una puerta cerrada?
Yo amo la libertad y te
amo a ti.
¿Sabes tú lo que es
vivir ante un rostro cerrado?
(GAMONEDA, Antonio. Blues castellano. Barcelona: Plaza & Janés, 1999, p. 40).
13 may 2019
La claridad
[...]
Demasiada belleza, demasiada
para que en el dolor de estar ausente
la claridad no cese y nunca vaya
mudada hasta cesar del todo y muera
abandonando el fruto de la tarde
en unas manos nuevas sobre el mundo.
¿Hasta cuándo esa frágil voladura
de perderse y
morir? ¿En qué retina
volverá a ser la luz más infinita
que en esta perdición sobre los ojos
que ahora escapan sin más a otra ladera?
¿Es esta claridad siempre la misma
cuando nos llena el alma hasta colmarla
de una plena pasión de luz sin forma?
7 abr 2019
La biblioteca
«Cuántos
libros. Hileras de libros, galerías de libros, perspectivas de libros en este
vasto cementerio del pensamiento, donde ya todo es igual, y que el pensamiento
muera no importa. Porque también mueren los libros, aunque nadie parezca
apercibirse del olor (quizá abunda por aquí literatura francesa, con sus modas
que sólo contienen muerte) exhalado por tantos volúmenes corrompiéndose
lentamente en sus nichos. ¿Era esto lo que ellos, sus autores, esperaban?
Ahí está la inmortalidad para después, en la
cual se han resuelto horas amargas que fueron vida, y la soledad de entonces es
idéntica a la de ahora: nada y nadie. Mas un libro debe ser cosa viva, y su
lectura revelación maravillada tras la cual quien leyó ya no es el mismo, o lo es
más de como antes lo era.
1 mar 2019
Amor
Amor (1851), de William-Adolphe Bouguereau |
Mi manera de amarte es
sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco
de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar
con el cuerpo.
Cuando revuelvo tus
cabellos
algo hermoso se forma
entre mis manos.
Y casi no sé más. Yo
sólo aspiro
a estar contigo en paz
y a estar en paz
con un deber
desconocido
que a veces pesa
también en mi corazón.
(GAMONEDA, Antonio. Blues castellano. Barcelona: Plaza & Janés, 1999, p. 50).
25 ene 2019
La Historia de España es poesía
«La poesía
española es tal vez lo que más en pie ha quedado de nuestra literatura, cosa
que no nos ha sorprendido, porque su línea initerrumpida desde Juan Ramón
Jiménez es lo más revelador, la manifestación más transparente del hondo suceso
de España, y si algún día alguien quisiera averiguar la profunda gestación de
nuestra historia más última, tal vez tenga que acudir a esta poesía como a
aquel en que más cristalinamente se aparece. Lo que estaba aconteciendo entre nosotros
era de tal manera grave, que huía cuando se pretendía apresarlo y aparecía, en
cambio, en casi toda su plenitud cuando el hombre creía estar solo, entregado a
sus más íntimos y recónditos afanes.
12 dic 2018
22 nov 2018
Pregón de fiestas
Otoño en Murnau (1908), de Wassily Kandinsky
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hacen en cada otoño,
cuando
amenazan doradas que va siendo
ya el tiempo de caer,
y se atusan el cuerpo con un débil
coraje, y se demoran
largamente en su herida,
poseídas por el oro germinal
de los últimos frutos.
Entonces vuelve la memoria,
la tensa luz que gime por la altura,
el origen del viento que derrama
a su paso a quien queda
pendiente de ese hilo ya aferrado
a la condena del invierno.
19 oct 2018
Esparcimiento
“…Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento…”
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento…”
12 jul 2018
Antonio Machado
Antonio Machado (1925), de Leandro Oroz
|
«Mi Marinero en tierra
continuaba en Segovia. No recibiría pruebas hasta fines de verano. Andaba ya en
vísperas de viaje. En el automovilillo de mi hermano recorrería Castilla la
Vieja. Agustín, buen chófer, y yo seríamos sus únicos ocupantes. Mientras, no
teniendo nada que hacer, me dedicaba a pasear, sin rumbo fijo, con un libro de
versos, siempre agradable de leer bajo el amparo de los árboles.
Subía yo una mañana por la calle del
Cisne, cuando por la acera contraria vi que descendía, lenta, ensimismada, una
sombra de hombre que, aunque muy envejecida, identiqué sin vacilar con la del
retrato de un Machado más joven aparecido al frente de sus poesías –edición de
la Residencia–, conservada por mí con mucho cariño. Era él, su sombra, no me
cabía duda, su sombra triste, declinada como con pasos de sonámbula, de alma
sumida en sí, ausente, fuera del mundo de la calle.
16 abr 2018
Como los erizos
Los amantes (1928), de René Magritte
|
¿Qué queda de las alegrías y
penas del amor cuando éste desaparece? Nada o peor que nada; queda el recuerdo
de un olvido. Y menos mal cuando no lo punza la sombra de aquellas espinas; de
aquellas espinas, ya sabéis [...]».
(CERNUDA, Luis. La
realidad y el deseo. Madrid: Castalia, 1982, p. 167).
12 ene 2018
Mi corazón no puede más de triste
Sra. Kupka entre verticales (1910-1911),
de František Kupka
|
Mi
corazón no puede con la carga
de
su amorosa y lóbrega tormenta,
y
hasta mi lengua eleva la sangrienta
especie
clamorosa que lo embarga.
Ya
es corazón mi lengua lenta y larga,
mi
corazón ya es lengua larga y lenta...
¿Quieres
contar sus penas? Anda y cuenta
los
dulces granos de la arena amarga.
Mi
corazón no puede más de triste:
con
el flotante espectro de un ahogado
vuela
en la sangre y se hunde sin apoyo.
Y
ayer, dentro del tuyo, me escribiste
que
de nostalgia tienes inclinado
medio
cuerpo hacia mí, medio hacia el hoyo.
(HERNÁNDEZ, Miguel. El rayo que no cesa. 9ª ed. Madrid:
Espasa-Calpe, 1978, p. 39-40).