«La poesía
española es tal vez lo que más en pie ha quedado de nuestra literatura, cosa
que no nos ha sorprendido, porque su línea initerrumpida desde Juan Ramón
Jiménez es lo más revelador, la manifestación más transparente del hondo suceso
de España, y si algún día alguien quisiera averiguar la profunda gestación de
nuestra historia más última, tal vez tenga que acudir a esta poesía como a
aquel en que más cristalinamente se aparece. Lo que estaba aconteciendo entre nosotros
era de tal manera grave, que huía cuando se pretendía apresarlo y aparecía, en
cambio, en casi toda su plenitud cuando el hombre creía estar solo, entregado a
sus más íntimos y recónditos afanes. Por esto y por otras razones, entre las
que pudiéramos apuntar que la historia de España es poética por esencia, no
porque la hayan hecho los poetas, sino porque su hondo suceso es continua
trasmutación poética y quizá también porque toda historia, la de España y la de
cualquier otro lugar, sea en último término poesía, creación, realización
total; por todo esto que se apunta y por otras cosas que se callan, tal vez sea
la poesía española, desde Juan Ramón Jiménez hasta hoy, el índice o documento
de nuestros verdaderos acontecimientos».
(ZAMBRANO, María.
Los intelectuales en el drama de España y
escritos de la Guerra Civil. Madrid:
Trotta, 1998, p. 171).
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