Diary of
discoveries, de Vladimir Kush
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«El revés de mis tantas tardes de tedio fue
el descubrimiento casual de una sala de música abierta al público en la
Biblioteca Nacional. La convertí en mi refugio preferido para leer al amparo de
los grandes compositores, cuyas obras solicitábamos por escrito a una empleada
encantadora. Entre los visitantes habituales descubríamos afinidades de toda
índole por la clase de música que preferíamos. Así conocí a la mayoría de mis
autores preferidos a través de los gustos ajenos, por lo abundantes y variados,
y aborrecí a Chopin durante muchos años por culpa de un melómano implacable que
lo solicitaba casi a diario y sin misericordia.