Entre la esperanza y el
miedo (1876), de Lawrence Alma-Tadema
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«El primer día de clase, el profesor trajo
un frasco enorme:
–Esto está lleno de perfume –dijo a
Miguel Brun y a los demás alumnos–. Quiero medir la percepción de cada uno
de ustedes. A medida que vayan sintiendo el olor, levanten la mano.
Y destapó el frasco. Al ratito nomás, ya
había dos manos levantadas. Y luego cinco, diez, treinta, todas las manos
levantadas.
–¿Me
permite abrir la ventana, profesor? –suplicó una alumna, mareada de tanto
olor a perfume, y varias voces le hicieron eco. El fuerte aroma, que pesaba en
el aire, ya se había hecho insoportable para todos.
Entonces el profesor mostró el frasco a los
alumnos, uno por uno. El frasco estaba lleno de agua».
(GALEANO, Eduardo. El
libro de los abrazos. 34ª reimp. Madrid: Siglo
XXI de España, 2015, p. 144).
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