Concentrics rinds II (1953), de M.C. Escher
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Entonces decidió que pasaría un año gozando,
viviendo confortablemente, para luego decidir cuál sería su futuro.
Pero tan pronto dejó de
acumular dinero, se le apareció el Ángel de la Muerte para quitarle la vida.
El avaro trató por medio de
todos los argumentos posibles disuadir al Ángel, quien, sin embargo, no
transigía. Entonces el hombre dijo:
“Dame tan sólo tres días y te
daré una tercera parte de toda mi fortuna”.
Entonces el hombre dijo:
“Si me concedes solamente dos días
más de vida, te daré doscientos mil dinares de mis cofres”.
Pero el Ángel no quería
escucharlo y se negó a concederle ni tan siquiera un día a cambio de sus
trescientas mil monedas.
Entonces el avaro dijo:
“Por favor, concédeme el
tiempo suficiente para escribir algo muy breve”.
Esta vez el Ángel accedió y el
avaro escribió con su propia sangre:
“Hombre, haz uso de tu vida.
Yo no pude comprar ni una hora por trescientos mil dinares. Asegúrate de
comprender el valor de tu tiempo”».
(SHAH, Idries. El camino del sufí. Buenos Aires: Paidós, 1978, p. 88-89).
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