«El policía salió
precipitadamente de la biblioteca haciendo crujir el suelo con sus pesadas
botas. La señorita Laburnum se dirigió al estante de la letra “B” y bajó al
Bandido-Jefe.
- Bien, ahora dígame ¿qué ha venido
hacer aquí? – interrogó con severidad la bibliotecaria. Pero a pesar de su
tono, no engañó al Bandido-Jefe. Sabía, en realidad, que ella estaba muy
contenta de volver a verle.
- Verá, señorita Laburnum, el caso
es que mis hombres parecen muy inquietos. Desde que usted les leía aquellos
cuentos no han vuelto a sentirse contentos después de cenar. Antes solíamos
sentarnos alrededor del fuego, cantábamos canciones de bandidos y disfrutábamos
con nuestro humor grosero. Pero ahora han perdido el gusto. Quieren oír historias
de Alicia, La isla del tesoro, de reyes y payasos. Por eso venía hacerme socio
de la biblioteca y llevarme algunos libros. ¿Qué debo hacer? No me atrevo a
regresar sin libros, pero ese policía puede regresar en cualquier momento. ¿No
se enfadará con usted cuando descubra que me he marchado?
- Eso tiene fácil arreglo – dijo la
bibliotecaria sonriendo-. ¿Cuál es su número? ¡Ah, sí! Bien, cuando el policía
vuelva le diré que otra persona se lo ha llevado prestado, y será cierto porque
yo le llevo prestado a usted. El Bandido-Jefe dirigió una elocuente mirada a la
señorita Laburnum.
- Y ahora – siguió la joven- debe
hacerse socio de la biblioteca y retirar en préstamo algunos libros para sus
pobres bandidos.
- Si me hago socio a lo mejor también puedo llevarme en préstamo a usted – dijo el Bandido-Jefe con la audacia propia de los buenos ladrones.
La señorita Laburnum se puso colorada y cambió rápidamente de tema. Le entregó unos estupendos libros de aventuras y le rogó que se fuera cuanto antes.»
- Si me hago socio a lo mejor también puedo llevarme en préstamo a usted – dijo el Bandido-Jefe con la audacia propia de los buenos ladrones.
La señorita Laburnum se puso colorada y cambió rápidamente de tema. Le entregó unos estupendos libros de aventuras y le rogó que se fuera cuanto antes.»
(MAHY, Margaret. El secuestro de la bibliotecaria.
Madrid: Alfaguara, 1999, p. 27-30).
Desde
1997, celebramos cada 24 de octubre el Día de la Biblioteca. A diferencia del
Día del Libro - 23 de abril - o el Día Mundial del Teatro - 27 de marzo- por
citar dos ejemplos también vinculados a
la cultura y que son promovidos el primero por la UNESCO y el segundo por el
Instituto Internacional del Teatro, y ambos con una cobertura internacional, el Día
de la Biblioteca sólo lo celebramos –de momento- en España a iniciativa de la
Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil y con el apoyo del
Ministerio de Cultura.
Entre los
objetivos que se persiguen con este evento, cabe destacar:
· Dar
a conocer los diferentes tipos de bibliotecas (públicas, escolares, etc.), e
informar sobre sus recursos y sus
posibilidades de uso.
· Conseguir
que los medios de comunicación divulguen la función que realizan las
bibliotecas, sus actividades y su colaboración con otros sectores tanto
públicos como privados.
· Fomentar
actividades de creatividad, información, conocimiento y promoción de la
lectura.
· Impulsar
las bibliotecas como centros de aprendizaje permanente.
· Orientar
y apoyar de modo especial los servicios bibliotecarios que trabajan con el público infantil.
· Estimular
desde las instituciones bibliotecarias la narración oral, como punto de partida
para una posterior lectura personal.
Más
información en: http://www.amigosdelibro.com/web/celebraciones.htm
¡Feliz
jornada!
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