19 abr 2016

La canción de abril


Canciones de primavera (1889), 
de William-Adolphe Bouguereau
¡Pulsa la luz su espacio sobre el cielo!
Un eco intemporal a un Abril canta:

“Abril las lluvias: sobre la tierra
–Febrero en Marzo, en ti y en Mayo Junio,
Julio en Agosto– el campo al sol levanta
como a un toro del trigo, con su fruta
–espigas mil– madura por tu celo.
Al vuelo entre cuchillas lo separa
de ti sin alejarlo –una gavilla
y otra y otra, los tallos mil de un trigo
en otro en haz–, campo entero el deseo
y, Abriles mil, en parva lo abandonas:
a él no llegas y a él naces y a él caído
sin él estás, por él vas a su encuentro...
Abril los tallos mil, Abril de tierra
derramado en sus trigos mil se mira
en ti continuo y, súpito de ausencias
mil, a sus lenguas mil dejas sin mundo:
¿fuera de Abril tu sucesión te olvida?...”
(...)


(PRADOS, Emilio. Circuncisión del sueño. Valencia: Pre-textos, 1981, p. 48-49).

12 abr 2016

Julián Carax

   «Fue por entonces cuando empecé a oír por las calles las historias acerca de un individuo que rompía los escaparates de las librerías por la noche y quemaba libros. En otras ocasiones, el extraño vándalo se colaba en una biblioteca o en la cámara de un coleccionista. Siempre se llevaba dos o tres tomos, que quemaba. En febrero de 1938 acudí a una librería de viejo para preguntar si era posible encontrar algún libro de Julián Carax en el mercado.

8 abr 2016

El contenido de los libros



Habitación en hotel  (1931),  de Edward Hopper
   «Los libros hubieran podido aclararme muchas cosas. He oído recriminar su influencia muchas veces. Sería muy fácil para mí hacerme la víctima, quizás mi caso pareciera así más interesante, pero la verdad es que los libros no han tenido ninguna influencia sobre mí. Nunca me han gustado los libros. Cuando los abres, estás esperando alguna revelación trascendental, y cuando los cierras, te sientes desilusionado. Además, habría que leerlo todo y no bastaría con toda una vida. Los libros no contienen la vida, sólo contienen sus cenizas. Supongo que le llaman a eso la experiencia humana. En casa había una gran cantidad de volúmenes antiguos, en una habitación donde no entraba nadie. La mayoría eran libros piadosos, impresos en Alemania, llenos de aquel misticismo moravo que tanto gustaba a mis abuelas.

4 abr 2016

Raíces

«El árbol crece y, todos los años, renueva sus flores y sus frutos, gracias a la fuerza de sus raíces».


(ÁLVAREZ, Blanca.  El puente de los cerezos. 3ª ed. Madrid: Anaya, 2006, p. 29).

26 mar 2016

La octava maravilla

   «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de unas veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orillas de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán.