Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
14 abr 2016
12 abr 2016
Julián Carax
«Fue por entonces cuando empecé a oír por
las calles las historias acerca de un individuo que rompía los escaparates de
las librerías por la noche y quemaba libros. En otras ocasiones, el extraño
vándalo se colaba en una biblioteca o en la cámara de un coleccionista. Siempre
se llevaba dos o tres tomos, que quemaba. En febrero de 1938 acudí a una
librería de viejo para preguntar si era posible encontrar algún libro de Julián
Carax en el mercado.
8 abr 2016
El contenido de los libros
Habitación en hotel (1931), de Edward Hopper
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«Los libros hubieran podido aclararme muchas
cosas. He oído recriminar su influencia muchas veces. Sería muy fácil para mí
hacerme la víctima, quizás mi caso pareciera así más interesante, pero la
verdad es que los libros no han tenido ninguna influencia sobre mí. Nunca me
han gustado los libros. Cuando los abres, estás esperando alguna revelación
trascendental, y cuando los cierras, te sientes desilusionado. Además, habría
que leerlo todo y no bastaría con toda una vida. Los libros no contienen la
vida, sólo contienen sus cenizas. Supongo que le llaman a eso la experiencia
humana. En casa había una gran cantidad de volúmenes antiguos, en una
habitación donde no entraba nadie. La mayoría eran libros piadosos, impresos en
Alemania, llenos de aquel misticismo moravo que tanto gustaba a mis abuelas.
4 abr 2016
Raíces
«El árbol crece y, todos los años, renueva
sus flores y sus frutos, gracias a la fuerza de sus raíces».
(ÁLVAREZ, Blanca. El
puente de los cerezos. 3ª ed. Madrid: Anaya, 2006,
p. 29).
31 mar 2016
26 mar 2016
La octava maravilla
«Muchos años después, frente al pelotón de
fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde
remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una
aldea de unas veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orillas de un
río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas,
blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que
muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con
el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos
desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de
pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán.