Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
18 may 2019
13 may 2019
La claridad
[...]
Demasiada belleza, demasiada
para que en el dolor de estar ausente
la claridad no cese y nunca vaya
mudada hasta cesar del todo y muera
abandonando el fruto de la tarde
en unas manos nuevas sobre el mundo.
¿Hasta cuándo esa frágil voladura
de perderse y
morir? ¿En qué retina
volverá a ser la luz más infinita
que en esta perdición sobre los ojos
que ahora escapan sin más a otra ladera?
¿Es esta claridad siempre la misma
cuando nos llena el alma hasta colmarla
de una plena pasión de luz sin forma?
5 may 2019
El león y la hiena
El beso (1925), de Pablo Picasso |
«El león,
símbolo de la valentía y la nobleza, vibra en los himnos, flamea en las
banderas y custodia castillos y ciudades. La hiena, símbolo de la cobardía y la
crueldad, no vibra, ni flamea, ni custodia nada. El león da nombre a reyes y
plebeyos, pero no hay noticia de que ninguna persona se haya llamado o se llama
Hiena.
El león es un
mamífero carnívoro de la familia de los félidos. El macho se dedica a rugir.
Sus hembras se ocupan de cazar un venado, una cebra o algún otro bicho
indefenso o distraído, mientras el macho espera. Cuando la comida está lista,
el macho se sirve primero. De lo que sobra, comen las hembras. Y al final, si
algo queda todavía, comen los cachorros. Si no queda nada, se joden.
La hiena,
mamífero carnívoro de la familia de los hiénidos, tiene otras costumbres. Es el
caballero quien trae la comida; y él come último, después que se han servido
los niños y las damas.
Para elogiar,
decimos: Es un león. Para insultar: Es una hiena. La hiena se
ríe. Por qué será».
(GALEANO, Eduardo. Bocas
del tiempo. Madrid: Siglo XXI de
España, 2004, p. 315).
29 abr 2019
La esencia del libro
«No
todos los libros son tan estúpidos como sus lectores. Probablemente encierran
palabras certeramente amagadas a nuestra condición, que si pudiéramos oír y
comprender realmente serían más saludables para nuestra vida que la mañana o la
primavera, y que posiblemente nos revelarían una faceta inédita de las cosas.
¡Cuántos hombres no habrán iniciado una nueva era en su vida después de una
particular lectura! Quizá exista para nosotros el libro que nos explique
nuestros milagros y nos revele otros. Las cosas hoy inexpresables puede que
hayan sido dichas en alguna parte. Estas mismas cuestiones que nos trastornan,
intrigan y confunden les han sobrevenido a su vez a todos los hombres sabios;
ninguna ha sido omitida, y todos han aportado su respuesta, de acuerdo con su
capacidad, por medio de su vida y sus palabras».
(THOREAU, Henry David. Walden o la vida en los bosques.
Barcelona: Juventud, 2010, p. 138-139).
23 abr 2019
22 abr 2019
16 abr 2019
14 abr 2019
7 abr 2019
La biblioteca
«Cuántos
libros. Hileras de libros, galerías de libros, perspectivas de libros en este
vasto cementerio del pensamiento, donde ya todo es igual, y que el pensamiento
muera no importa. Porque también mueren los libros, aunque nadie parezca
apercibirse del olor (quizá abunda por aquí literatura francesa, con sus modas
que sólo contienen muerte) exhalado por tantos volúmenes corrompiéndose
lentamente en sus nichos. ¿Era esto lo que ellos, sus autores, esperaban?
Ahí está la inmortalidad para después, en la
cual se han resuelto horas amargas que fueron vida, y la soledad de entonces es
idéntica a la de ahora: nada y nadie. Mas un libro debe ser cosa viva, y su
lectura revelación maravillada tras la cual quien leyó ya no es el mismo, o lo es
más de como antes lo era.
31 mar 2019
Las ambiciones de la traducción
«No hay traducciones.
Pain no es bread; la palabra francesa es cálida,
con cierta resonancia de hambre y gleba. Home
no es Heim; la palabra alemana
porta ecos de refugio, de asilo, de hospicio, y aun así proyecta su sombra en
la contundente excitación de Heimat,
Heimatland, el templo de la conciencia nacional, el hogar de la exaltación
política. El inglés no tiene un equivalente exacto.