El beso (1925), de Pablo Picasso |
«El león,
símbolo de la valentía y la nobleza, vibra en los himnos, flamea en las
banderas y custodia castillos y ciudades. La hiena, símbolo de la cobardía y la
crueldad, no vibra, ni flamea, ni custodia nada. El león da nombre a reyes y
plebeyos, pero no hay noticia de que ninguna persona se haya llamado o se llama
Hiena.
El león es un
mamífero carnívoro de la familia de los félidos. El macho se dedica a rugir.
Sus hembras se ocupan de cazar un venado, una cebra o algún otro bicho
indefenso o distraído, mientras el macho espera. Cuando la comida está lista,
el macho se sirve primero. De lo que sobra, comen las hembras. Y al final, si
algo queda todavía, comen los cachorros. Si no queda nada, se joden.
La hiena,
mamífero carnívoro de la familia de los hiénidos, tiene otras costumbres. Es el
caballero quien trae la comida; y él come último, después que se han servido
los niños y las damas.
Para elogiar,
decimos: Es un león. Para insultar: Es una hiena. La hiena se
ríe. Por qué será».
(GALEANO, Eduardo. Bocas
del tiempo. Madrid: Siglo XXI de
España, 2004, p. 315).
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