«Por hermosos que sean, no pueden
conservarse los momentos del pasado. Por gozosos que sean, no pueden
guardarse los momentos del presente. Por deseables que sean, no pueden
atraparse los momentos del futuro. Pero la mente se desespera por fijar
el río en un lugar: poseída por las ideas del pasado, preocupada por las
imágenes del futuro, pasa por alto la simple verdad del momento. Quien pueda disolver su mente
descubrirá de repente el Tao a sus pies, y tendrá la claridad a mano».
(LAO-TSE. Hua Hu Ching. Madrid: Edaf, 1995, p. 40).